La historia del príncipe azul y demás “guachafadas” tangenciales
Soy una maldita romántica!!!!
Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

Es bueno saber que cuando estás a punto de tirarte del barranco siempre hay alguien dispuesto a cogerte la mano y decirte esa dos o tres palabritas mágicas que te ayudan a seguir caminando y sonriendo. Familia, amigos, fantasmas, espíritus y desconocidos... a todos los que estuvieron aquí y me hecharon agua fría y me sacaron a empujones de la cama sólo quería decirles: gracias!!!!
Mi novio dice que hace como un año me he vuelto una gruñona y lo peor es que tiene razón. Últimamente me he puesto a pensar mucho en eso. De verdad me he vuelto una gruñona???? Así que empecé por hacerme un pequeño cuestionario. a) Has tirado las cosas últimamente cuando te has molestado b) Has gritado en las últimas 24 horas c) Crees que hay un plan maestro para destruir todas tus buenas intenciones. Y allí fue cuando me di cuenta que estaba perdida… soy un hígado que camina!!!! Pero, luego, tratando de buscar las razones para mi desquiciado mal humor me di cuenta que hay cosas que escapan a mí. Por ejemplo, hace una semana tomé el carro que me lleva todos los días al trabajo y el cobrador quiso que le pague de más y me empezó a gritar mientras todos los pasajeros me miraban con cara de querer empezar a tirarme monedas como si no tuviera veinte céntimos para pagarle al “pobre hombre”. Allí se jodió el Perú, porque me salió todo el indio que llevaba encima y me peleé hasta las últimas consecuencias. Más tarde, luego de 20 minutos esperando porque no venia ningún taxi, tomé uno que me quiso cobrar dos soles más por darle vuelta a una calle que estaba rota. Mi hígado, ya estaba explotando. Después, voy a recoger unas fotos que había revelado, me dicen que espere una hora, entro a una cafetería y me como alguito. Regreso, y me dicen que la máquina no ha funcionado (seguro el encargado se estaba rascando las pelotas de lo puro zángano que es); y la señorita del mostrador me dice: “tiene que esperar una hora más”, yo muriéndome de la cólera regreso a mi casa luego de haberle dicho a la chica que ni muerta volvería a revelar mis fotos allí, que qué falta de seriedad, que el cliente siempre tiene la razón. Mientras camino por la calle apuradísima porque mi novio debe llegar a buscarme en 20 minutos, suena mi teléfono y su voz media soñolienta me dice: “Hola, Sandra, recién voy a ir a verte en una hora; es que se me hizo tarde”. Y a mí, la cólera no deja de reventarme, así que tiro mi bolso al piso mientras pienso que en este país nadie sabe ser puntual, que todos son unos “pendejitos” que quieren aprovecharse de uno y sacarle provecho a las situaciones, que siempre te dan gato por liebre y cuando reclamas la gente te mira con cara de “pobre mujer histérica de útero hinchado”. Y allí se volvió a joder el Perú de nuevo, porque empiezo a sentir que mi bolso está escurriendo un contenido extraño y recuerdo que allí estaban los huevos de codorniz que había comprado para curarme del mal humor que me dio el cobrador del micro en la mañana. Entonces pienso: “aquí me quedan dos opciones: o me tiro a la pista a que me atropelle un carro o me río”; y cuando estoy a punto de reírme (porque cuando la vida no te sonríe, no te queda más que sonreírle a la vida tú), pasa un carro cerca de mí y el agua que estaba en la pista me salpica y todavía el conductor me grita: “quítate del camino, imbécil!!!”. Entonces sí, que me da la rabieta del mundo, y me doy cuenta que tengo miles de razones para ser una gruñona. Pero, como verán, en el fondo, este maldito mal humor no es mi culpa, de verdad, les juro que NO ES MI CULPA!!!!!!!!
Hace días no puedo dormir. En realidad es algo que me ha pasado siempre por temporadas. Nunca se lo he comentado a nadie porque las razones de mi desvelo son tan tontas que tengo miedo de que alguien crea que estoy loca. Y la verdad es que ya me estoy preocupando, porque cuando te das cuenta que has pasado más de 5 noches sin dormir porque te la pasas pensando, ¿qué ocurre mientras duermo? te sientes francamente desquiciada. No saben la impotencia que da cuando a las 4 de la madrugada, lo único que puedes hacer es girar de izquierda a derecha en la cama, poniéndote a pensar cuánto falta para que llegue una hora decente para poder despertarse o lo que es peor, no puedes dejar de pensar cómo te recibirá el día que ya ha comenzado cuando despiertes, qué comerás en el desayuno o qué capitulo darán en tu serie favorita.

Y como COLOFÓN diré que nunca he estado con los hombres que más me han amado -no sé si porque soy medio masoca- pero siempre he terminado involucrándome con los hombres a los que he amado más. A pesar de que hace dos años conocí a mi hombre perfecto, pero como en ese capítulo de "Dharma y Greg", me quedé con el hombre que amo; pero esa ya es otra historia.