En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 11 de junio de 2012

Johnny, la gente está muy loca

Yo estoy muy loca. Nuevamente estoy muy loca. Nuevamente tengo ese síndrome. Mi propio y particular síndrome de "Mickey blue eyes" y no puedo estar tranquila... Porque siempre me llega este momento, esta hora en la cual yo empiezo a abrir puertas, a cerrar ventanas, a cuestionarme todo en la vida, en mi vida de a dos, y en el pasado no solo me cuestionaba actuaba. Y así es que empiezo a estar descontenta, sin necesariamente estar, racionalmente no lo estoy, irracionalmente quisiera salir al mundo, haberle dado un beso a ese chico guapo, poder tomarme un tiempo para pensar si lo que estoy haciendo (viviendo mi vida de chica emparejada y tranquila, que solo bebe, fuma y baila pegado con su novio) esta bien. Quisiera no tener una angustia rara en el corazón que me hace pensar que soy infeliz aunque en verdad no lo sea. Quisiera no tener estas irremediables ganas de aceptar los coqueteos que cruzan las esquinas, de querer que ocurran cosas que me coloquen en posiciones raras y que me hagan meter la pata bajo la consigna de "hay que experimentar", "hay que vivir la vida", "hay que equivocarse". Cuando en el fondo yo quisiera no tener que equivocarme nada, yo quisiera no tener este síndrome que no me atacaba hasta más de 4 años, quisiera poder seguir mi vida tranquila y no pensar en las palabras del "Mickey blue eyes" que me ha visitado ahora, ni recordar lo que ha pasado hace dos horas con este "Mickey blue eyes", que en realidad no ha sido nada, pero yo soy así, agrando las cosas de manera rara, agrando todo como si las cosas fueran un gran acontecimiento, me da por cuestionarme tonterías y querer cruzar a diferentes caminos, darme la vuelta, entregarme a pensar cosas que no son, abandonarme un poco a la angustia tonta que siento cuando este síndrome me ataca.
Yo estoy muy loca. Estoy nuevamente un poco loca. Y esta vez todo se me ha juntado. Una mala combinación de cosas que ya venían jorobándome la existencia ahora se juntan con mi síndrome "MBI". Claro que esta vez no tengo 20 años, no tengo razones para salir corriendo por las tangentes de todas las calles, no tengo una mente irreflexiva, no tengo tantas ganas de joder, ni tantas cosas de que vengarme y sobre todo sé el valor, el irreversible valor que tienen las consecuencias de mis actos, y sé que cuando me pase todo esto y vuelva a ser la chica emparejada que ama su tranquilidad ya no voy a poder serlo si decido tomar caminos que no me traerán de regreso.
En verdad que en este momento no soy la hija que le gustaría tener a mi papá, ni la novia que mi chico quisiera tener, nisiquiera la mujer que yo misma ambiciono ser.

viernes, 8 de junio de 2012

Yo te culpo...

...por hacer que las canciones de amor me duelan un poco y me hagan acordar de ti, por haberme matado eso que era yo misma (en el tiempo en que estábamos juntos) y te culpo por no haber considerado ninguno de mis detalles, ni mis buenas intenciones, ni mis ganas, ni todo mi amor.
Yo te culpo por haber estado allí a mi lado tanto tiempo y no haber tenido huevos para decirme tantas cosas, por haberme dejado pensar pajaritos, por haberme dicho cosas por las ganas del momento, por haberme hecho pensar, soñar, en la casita con reja blanca, y los niños parecidos a nosotros corriendo por los pasillos de la casa.
Yo te culpo por haberme quitado las ganas de tener detalles bonitos, de hacer cosas asombrosas y sorprendentes y por creer que yo no me merecía detalles ni cosas asombrosas y sorprendentes.
Yo te culpo por haberme hecho sentir como una niñita tonta, que lo era, pero estaba en mi derecho de serlo, era mi tiempo para serlo, ahora tengo 30 años y tú has pasado por mi y yo ya no puedo serlo.
Y te culpo por haber matado todos nuestros momentos, por no haberme dejado disfrutar sin sobresaltos las cenas para nosotros que yo pagaba, las salidas bonitas que yo planeaba y pagaba, porque para ti siempre habían cosas más importante que yo, que estar allí, que pasar esos momentos.
Yo te culpo, aunque te he perdonado, te culpo porque es mi derecho poder culparte, te culpo aunque ya no me importa, aunque no me duela, aunque no me joda (solo a veces me jode), te culpo porque no sé si alguna vez he tenido la claridad para poder culparte así y aunque no deba y aunque sé que no puedo culparte por eso: yo te culpo por no haberme amado.