En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

martes, 3 de abril de 2007

Having a crush

Cuando me gusta un hombre me muevo como si estuviera siendo guiada por su ojo invisible y entonces camino como si él me mirara, em aparto el cabello como si me mirara, me muevo con el ritmo que su mirada me da.
Cuando me gusta un hombre me siento presa de su ojo invisible. Cuando me despido de él lo miro fíjamente a los ojos y luego veo como se aleja y dejo que mi mirada le queme la espalda. Entonces me volteo sin darle mayor importancia y siento que su ojo invisible está allí y cada parte de mi cuerpo lo siente también.
Cuando me gusta un hombre lo toco como jugando, como si fuera mi hermanito menor, mi amiguito de toda la vida; y coqueteo con sus amigos y me rio y siento como su ojo invisible me devora, me condena, me azuza. Cuando me gusta un hombre me vuelvo más torpe y más gentil. Y es como si su ojo invisible me santificara un poco, me volviera bailarina de cabaret, me obligara a tomar gaseosas dietéticas.
Cuando me gusta un hombre y está a mi ladoderramo las bebidas cabonatadas en mi ropa y luego me limpio con gracia, me rio, le guiño los dos ojos, me sonrojo, me vuelvo a reir y luego me doy vuelta, mientras su ojo invisible me ve con la seguridad de que no soy una histérica.
Y solo en la noche y solo en mi cama puedo renegar por la mancha en mi ropa y descansar tranquila de tanta paranoia.