En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 14 de octubre de 2016

La gente y yo

Sé que hay alguna gente a la que no le caigo bien (aparentemente sin motivo). Eso lo he sabido siempre (y me ha pasado siempre). También hay gente que me quiere sin motivo (y que me quiere y me recuerda de verdad), pero de eso no me interesa hablar ahora.
Escribo esto porque los días como hoy me topo con una de esas personas, desde que me conoció no le caí bien. Pensé que podía tener que ver con celos, por aquello de que ella es muy cercana a  mi chico, pero creo que muy aparte de eso le caigo genuinamente mal.
No me quita el sueño caerle mal a alguna personas. Con algunas de ellas es fácil identificar el porqué, pero con otras (como con esta muchacha) no puedo identificar el motivo.
Hace muchos años estudié inglés en el Británico. Conocí a unas chicas con las que un día me escapé a tomar unas chelas. Éramos chibolas, era algo así como la odisea irnos a un parque a mediodía a beber una cervecita.  Mientras bebíamos y conversábamos de la vida ambas me dijeron algo que siempre me ha dado vueltas: "Antes no nos caías", y yo les pregunté por qué. "No sé, tu voz era muy fuerte. Movías mucho los brazos para hablar". La otra dijo: "Pensábamos que eras creída". "No, creída, no", corrigió la primera chica, "Hablabas mucho". Al final concluí que lo que querían decirme era que no les caía porque era muy escandalosa (o algo así).
Cuando hice terapia y estuve trabajando mi imagen personal en torno del trabajo le comenté al doctor que mucha gente pensaba antes de conocerme que yo era medio creída. Le dije que yo no era así, en realidad soy muy sencilla y simple en muchas cosas exteriores. Él, como siempre acostumbraba, me preguntó si eso me molestaba. Le dije la verdad, que no me fastidiaba, sino que más bien me intrigaba mucho pensar por qué la gente creía eso de mí. "Tienes que identificar qué hace que la gente te perciba así cuando en realidad no lo eres. Es algo que podemos trabajar"... pero nunca lo trabajamos. Yo me quedé con la apreciación que me habían dado las chicas. Sin embargo, hace unas semanas estuve leyendo sobre bullying para un trabajo académico y recordé mi propia experiencia de bullying escolar. Me pregunté, entonces, por qué sería que me hacían bullying. Ensayé varias respuesta y pensé entonces que seguro era porque me percibían como "extraña". Yo era diferente a los chicos del cole. Me quedaba en la biblioteca leyendo libros, vivía lejos y no participaba de algunas actividades, usaba zapatos ortopédicos... era rara. Justo ahora que escribo acabo de recordar también que en la Confirmación en una votación chistosa me hicieron concursar para el título "la piedrita en el zapato". Que yo supiera no le caía mal a nadie, tenía mi grupo de amigos y no tenía roches con ninguna persona, pero ¡¡¡era la piedrita en el zapato!!! No sé porque me habían elegido para ese título tan "divertido". Supongo qué seré un poco pesada. De hecho lo soy, lo sé, pero solo con mis amigos de siempre. Soy pesada y engreída y celosa, pero con los demás no. Al menos no que yo lo perciba. Pienso que debe haber algo más... y si bien no me molesta saber que hay gente a la que le caigo mal, me sigue intrigando saber porque. Supongo que es una suma de cosas. Está entre ser escandalosa, reírme fuerte, buscar ser el centro de atención, hablar cuando tengo que hablar, poder ser apática cuando quiero, poder ser demasiado expresiva cuando quiero... y no sé más... ser rara, pues.
En estos años he tratado de ser menos autista y despistada y saludar a todo el mundo; aprender a compartir mi información de trabajo; ser más abierta; me he flexibilizado mucho y ya no soy tan celosa.  He aprendido a mejorar lo que no me gustaba de mí. Lo que malograba mis relaciones personales. Lo otro no me interesa cambiarlo es parte de quién soy y me gusta cómo soy, lo que no me gusta es no saber exactamente qué no les gusta a los otros de mí, quizá entre todo el mar de cosas podría identificar algunas que si podría querer cambiar y eso me podría ser muy útil.