En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Si realmente en el 2012 se acaba el mundo siempre me arrepentiré de...

1) ...no haberte tratado un poco mejor. De habernos dado una oportunidad. Al menos para no tener esta sensación de pudo ser y no fue (porque yo la cagué). Me arrepentiré de no haber podido asumir que de alguna manera te quería y había algo allí, algo que a mi me ha quedado a travesado en el pecho, en la cabeza, en el corazón. Algo con lo que yo por momentos juego porque a veces, solo a veces, me gusta vivir y jugar con el pasado como quien puede abrir varias puertas y entrar por todas y regresar siempre al mismo lugar. Como quien pudiera probar de esas cosas que no ha vivido pero anhela. Este es mi pequeño brindis por el pasado, mi pequeño brindis por ti, por lo que pudo ser y no fue, por lo que fue, y por lo que para mi sigues siendo, pequeño príncipe azul.
2) ...no haber terminado contigo antes (cabe resaltar que fuiste tú el que me dejó). De no haber tenido los huevos para decir: "ESTO ME ESTÁ MATANDO, NO PUEDO MÁS". Y no darte de regalo y (hacerme más complicados), lo que mi madre llama: "los mejores años de mi vida". No, no fueron los mejores; tampoco los peores, pero sí fueron duros. Yo quisiera volver atrás. Quisiera volver a tener 19 años y darle un poco de crédito a aquellos consejos que me decían que: "lo que hiciera en ese momento determinaría o influiría en lo que pase más adelante". Pero cuando tienes 19 años y estás enamorada y crees que tu corazón aguantará todo y piensas que eres capaz de arrastrarte un poco, llorar otro poco, y romper tus propios límites de tolerancia, no se te ocurre pensar que tú mismas te pasas la factura en algún momento y que alguien (además de ti) puede pagar tus platos rotos. Yo me he hecho esa pregunta -¿volverías el tiempo atrás al punto de nunca haberlo conocido aún así eso cambiara todo el curso de tu vida?- en muchos momentos de mi vida, y temo que en este preciso momento la respuesta es sí. No porque lo odie, no porque odie a la Sandra de ese tiempo (ya hemos hecho las pases). No porque todo sea malo. Sino simplemente porque lo cambiaría. Pero tengo la ligera sospecha, que con Pepito, Julito, Lorenzo o Osquitar, yo hubiera terminado siendo -en mayor o menor grado- la misma muchacha y hubiera terminado no igual, pero si muy parecido, a como estoy todos estos años después.
3) ...no haber ido a terapia antes. Me hubiera ido mucho mejor en la vida si la Sandra de 19, 20 o 21 hubiera aterrizado por el consultorio de ese guapo-doctor-ojos-azules mucho tiempo atrás. Aunque creo que eso definitivamente sí me hubiera hecho cambiar muchas decisiones de mi vida y no sé si hubiera querido eso.
4) ...no haber aprendido antes a no ser tan angustiosa. Pero eso no hubiera podido aprenderlo sola.
5) ...no haber viajado cuando pude. Haber sido tan responsable y milimetrada para haberme ido al diablo ahora cuando ya soy grande y realmente lo necesito, ojalá el 2012 me dé las fuerzas académicas que realmente necesito.
6) ...de creer en los amores de toda una vida. No porque no haya gente que se ame para siempre de diferentes formas sino porque ya no creo que exista un solo gran amor de toda la vida. Son cosas de las comedias románticas. Uno se enamora intensamente, más tranquilamente, pero todo es amor al fin. Yo nunca en mi vida quisiera volver a enamorarme tan locamente, tan intensamente y tan desquiciadamente como lo estuve. Ya no puedo más. No podría. No querría. Prefiero la tranquilidad del amor que tengo con mi chico, que sé que llamará, que sé que vendrá, que sé que sonreirá, aunque a veces se quede dormido en mi sillón. Lo prefiero mil veces a la histeria de ese amor que hacia andar al rojo vivo con el corazón quemando, un amor de 19 años, fuerte como un amor de verano, un amor que no me arrepentiré de haber perdido (o dejado ir) si se acaba el mundo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Mi saldo navideño / ¡Bienvenido 2012!

  • Dos kilos de más, seguramente
  • Muchos chocolates comidos (menos que todos los chocolates regalados)
  • Dos carteras LV (una grandota y negra, otra blanca y mediana), las dos hermosas
  • Una cartera acharolada negra (no tenía), y hasta me vino con su cadena, bien rocker
  • Una cartera ploma (linda, estoy buscando con que combinarla)
  • Un vestido rojo y blanco de rayas, navy, que me autorregalé, lo amé!!!
  • Un par de zapatos oxford con taco blanco y negro (me lo autorregalé)
  • 2 pares de sandalias: rojas y nude (gracias papás!)
  • Un mouse inalámbrico (¿aprenderé a usarlo? soy negada para la tecnología)
  • Un monederito animal print (me fascinó)
  • Un chal negro (lindo, elegante!)
  • Una reproducción de la lata de sopa campbell que llegó directamente desde el MOMA (uno de los mejores regalos del mundo!!!)
  • Perfumes riquísimos: Tous, Flower, Nina, entre otros.
  • Aretes de plata con huayruros (tan delicados y lindis!)
  • Una pulsera color block de Do It (no tenía ese color celeste, y menos combinado con dorado!)
  • Una lectura de tarot de una hora para mi solita
  • Un termo con mi matecito, una almohada y varios libros (no hay regalo más bonito que el que te dice: "lo compré pensando en ti")
  • Una agenda de Renzo Costa (bien color block), que ya he llenado de cumpleaños, datos y primeros compromisos para el próximo año
Teniéndolo así en perspectiva parece que he tenido muchos regalos hermosos y fashion...!!!!!

Esta ha sido una Navidad bonita, aunque me he dormido temprano producto de mis bronquios resfriados. Yo he comprado regalos a todos tb, pequeños y significativos, porque tuve un gran regalo para mis papás (ya me tocaba hacer un regalo hermoso y caro y grande y que dure por miles y miles de años), pero he podido comprar cosas lindas y que creo que les han gustado a todas las personas a las que les regalé.

Me enamoré de:
  • Unos llaveritos de Papá Noel (qué pena que no había para mi)
  • Un nacimiento al estilo arequipeño (el niño era gordito y San José tenía bigote)
  • Una cartera naranja (enorme y con tachas)
  • Los chocolates que regalé, que estaban deliciosos
  • Las galletas de gengibre de mi mamá que lleve a mi suegra
  • La torre de cubitos para una bebé preciosa
Y ahora para Año Nuevo espero poder despedir el 2011 con mucha buena vibra, ya sin estar enferma, rodeada de las personas que quiero, comiendo cosas riquísimas (los banquetes acaban si o sí el 1 de enero sino corro peligro) y con mucho amor. Es lo mismo que deseo para Uds. (y en cantidades industriales). ¡Bienvenido 2012!

jueves, 22 de diciembre de 2011

Amigos (y epílogo navideño)

Mis afectos están repartidos entre mis miles de amigos del mundo. A los que tengo cerca y veo casi cada fin de semana. Domingo de pelis, comida y buena onda. Los que me recogen del piso cuando me caigo y me acompañan siempre. Esos que entienden mis engreimientos. Mi necesidad de puntualidad y mi cuacriculada idea de los planes y las reuniones y las citas y visitas. Mis amigos de nombre raro, a los que amo y que son como mis hermanos escogidos por mi para esta vida.
Mis afectos también están con Richi, mi amigo con el que me unen varias pasiones: los buenos libros, los bueno espectáculos, la buena comida, los buenos tragos y sobretodo la gente buena. Con el que me doy permiso de ser la engreída snob que no todos pueden ver. Y también compartimos la pasión por nuestra amistad que nos hace pelearnos (como nunca en mi vida he estado peleado con un novio), pelearnos con feeling, con fuerza, con reencuentro incluido, pelearnos así de no hablarnos, de no vernos, de estar ausentes uno del otro por meses.
Y mis afectos están por supuesto en nuestros amigos, los de Richi y los míos, los que conocimos por las calles, por la universidad, con los que en un tiempo fuimos uña y mugre y ahora aunque la vida nos ha separado, aunque a algunos de ellos no los reconozco, nos queda el afecto de esas épocas, el gusto por las historias compartidas y el cariño de siempre, ese cariño que resistentemente se enfrenta a todo, porque cuando alguien te deja una marca, te la deja...
Mi afecto está también en esos amigos que me quieren, que me han ganado a fuerza de esfuerzo, a fuerza de su buena onda, de sus simpatía, de sus atenciones, a mi que soy un ser misántropo y soso, que solo pongo buena cara cuando quiero y que la mayor parte del tiempo no pongo mala cara pero soy suizamente neutral. A todos esos amigos a lo que me gusta ver, con los que me gusta compartir tiempo y momentos especiales, y generalmente a los que acudo en sus búsquedas cuando me necesitan y llamo siempre con mucho amor en ocasiones especiales también les tengo como parte de mis afectos.
A mis amigos "viejitos" de varias edades mayores, que me escriben, que me llaman, con los que  tomo lonche o comparto cartas, e-mails, y pequeños detalles también los llevo en mi corazón, por sus lecciones de vida, por su buena onda para conmigo, porque me hace sentir joven y linda y moderna y chévere e importante y porque sé que soy para ellos una alegría.
A los amigos de los diferentes trabajos les guardo cariño por muchas razones, una de ellas muy importante es pq me hacen sentir que soy menos bruja de lo que soy (o he sido mientras trabajaba con ellos) en realidad. Y me hacen sentir eso pq aun me escriben, me llaman, me convocan para el almuercito de fin de año, para la chocolatada navideña, para alguna reunión y eso me hace sentir feliz, me hace sentir parte de (a mi que soy apátrida de los otros y solo tengo mi patria en mis 4 o 5 amigos cercanos). Ellos y todos los otros amigos donde tengo mis afectos me hacen sentir -como dirián los Testigos de Jehová- que mi patria es el mundo, que mis afectos son grandes, que son fuertes y que están repartidos, repartidos por todos lados con mucha buena onda, con solidarios deseos de bienestar.

Por eso como epílogo mis deseos de Navidad para mis amigos y no amigos, para mis enemigos (si los tuviera, que no los tengo, o si es que ellos me tuvieran a mi por enemiga) es que en estas fiestas tengan mucha tranquilidad, mucho amor, mucha buena onda, muchas sonrisas que recibir y para regalar, mucha salud y mucho éxito (que no es igual al dinero, pero si puede llegar mucho dinero que también llegue) y sobretodo muchos amigos, que estos son la fortaleza de la vida, la familia ampliada, la felicidad.

martes, 6 de diciembre de 2011

Es hora de decir adiós...

Hace 7 o más años yo conocí a un chico, un chico lindo, un chico bueno, un chico de esos con los que sueñas, con sus más y sus menos, pero un chico lindo al fin (y definitivamente más lindo que el chico por el cual a mi se me estaba yendo el alma). Yo conocí a ese chico, tuve un affaire con él, y me lancé a mí misma -mientras se lo decía a él- una profecía: "Tú serás feliz, te olvidarás de mi, pero yo... nunca me olvidaré de ti". Han pasado 7 o más años y la profecía -como casi todo lo que yo digo- es cierta y está acá golpeándome a la cara cada vez que lo veo en el messenger, que lo encuentro en el Facebook, que leo sus estados. Que veo en todo lo que se ha convertido su vida desde lejos, muy lejos de mi. Y me doy cuenta cada vez -y con más fuerza- que él no es el mismo chico que estaba enamorado de mí. Que sus nicks ya no son para mí. Que sus correos ya no van a mi mail. Que las canciones ya no le hacen pensar en mi. Y en medio de eso estoy yo que 7 o más años después sigo escribiendo en el mismo blog, hablando de él de la misma manera, teniendo un novio con el que soy feliz pero siempre con la amenaza inminente de que algo la cagará. En medio de todo estoy yo que no me olvidé de él nunca, que trato de conectarme con él cuando amablemente me responde dos que tres cosas por la red. En medio de todo estoy yo que trato de hacer que él piense un poco en mí, que recuerde lo que fue el breve pero intenso tiempo de nuestro tiempo. Yo que 7 o más años después lo sueño, lo pienso, lo stalkeo, lo encuentro, lo busco y siempre me choco con una pared llamada presente. (Siempre me ha sido difícil aceptar en todo mi egocentrismo no perder de vista que la gente tiene una vida antes y después de mi, y este chico, mi chico lindo, mi prince charming, mi Manuel, tiene una vida antes y después de mi, en la cual yo soy o fui un hecho anecdótico que ya pasó).
Y yo en medio de todo eso, de ese ejercicio inútil de querer "ponerlo en situación" y hacer que alguna ceniza prenda una llama y que nosotros... algo, que en realidad será nada porque yo (aunque no parezca y no me lo crean) hace más de 4 años que soy una total y absoluta monógama. ¿Entonces qué? Mi chico lindo, mi prince charming, tiene una vida linda, donde se ve que es feliz y que encaja cual pieza de rompecabezas y yo... sigo siendo una chiquilla tonta, que juega a cosas que no podrá manejar, sigo estando un poco sola, teniendo el corazón un poco roto, amando con límites y aunque me he aligerado mucho, muchísimo, mi mayor energía -por momentos- sigue estando en pensar en todos los "y si..." de mi vida y en stalkear a los chicos lindos. Yo no he cambiado demasiado. Estoy más linda sí (creo que te gustaría verme) pero sigo siendo tonta, sigo dispuesta a perder la cabeza y creo que la perdería contigo. Así que este es el momento de decir adiós. De dejar de decirte hola cuando te vea (cuando nos crucemos en los caminos virtuales), de dejar de escribirte cosas que suenen a recuperar oportunidades perdidas, de dejar de hacer promesas indecentes que nisiquiera sé bien si cumpliré, de dejar de pretender que soy alguien para ti y dejarte vivir la existencia en paz. Yo ya escogí (tuve mi oportunidad y escogí). Tú también seguramente hiciste muchas elecciones en tu vida y espero que seas feliz con todas ellas, espero de verdad de corazón que seas feliz, feliz como los chicos lindos con tú se merecen. Adiós, mi prince charming, mi chico de las flores, de los dulces, de las canciones, mi última carta sin remitente, mi amor platónico de miles de días, mi pecado culposo. Chau, chico lindo, que te vaya "bien bonito", chau.