En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

martes, 31 de mayo de 2011

Conciencia

Creo que la edad me ha dado conciencia. Ahora soy una mujer que camina con un pepegrillo invisible sobre el hombro que me susurra todo el tiempo, y me siento mal si actuo mal, y me duele si hago doler, y pienso en el dolor de las personas, en el otro, en las marcas, en los errores, en las cosas y en las consecuencias.
Ahora me siento mal si actuo mal. Ya no soy la chica de 20 años que se cobraba las cosas con venganzas invisible. Que podía pelearse contigo y consolarse con cualquiera. Ya no soy la misma chica que quería devolverte los daños con balas invisibles que nunca te tocaban. Ahora, a los 30s, a mi tb me duelen esos daños. A mi tb me hace mal: no ser una mujer honesta, no ser coherente con lo que digo o he dicho alguna vez. Debe ser porque ahora ya no tengo 20 años (ni un novio bobo, bueno, sí, pero de otro estilo) y ya no estoy para hacer tonterías, más que ya no estar para eso es que ya no tengo ganas de hacerlas, ya no quiero -creo que no puedo y la verdad tampoco quiero- ser esa muchacha de 20 años que era libre y desordenada e iba por la vida coleccionando experiencias para aprender de las cosas. Y al final, tampoco aprendí mucho de nada, salvo que en la vida todo regresa, que el karma sí existe y que es cierto eso de que uno no debe hacerle al otro lo que no quiere que le hagan no solo pq después te regresa (que de verdad regresa y esa es una buena razón), sino también porque hay cosas que están mal, que duelen y uno no tiene pq andar haciéndole heridas a la gente (así sean invisibles), además porque cuando llegas a los 30s y te aparece ese pepegrillo invisible a ti tb empiezan a dolerte las cosas y a veces te duelen más que las balas que lanzas.

viernes, 13 de mayo de 2011

Primeras canas

Ayer he salido con Julieta (y con sus amigos). Julieta es una amiga de trabajo, una gruppie, le encanta lo que hago, quiere hacer las cosas como yo. Y Julieta es buena en lo que hace, es tímida pero encantadora, y es independiente (eso me gusta). Me cautiva Julieta, por su frescura, su simpatía y su buena onda para conmigo.
Así que ayer, que llegue tarde a un evento de Julieta, la llame para excusarme y decirle que ante la puerta la cerraba me regresaba a mi casa. Julieta me dijo que estaba a una cuadra y que iba a comer a sus amigos y me invitó a sumarme. Por un momento mi lado misógino me hizo pensar que qué diablos podría hacer yo con 5 o 6 chibolos desconocidos. Pero luego pensé: noche libre, carro parqueado, citas canceladas, mmmm. Así que fui donde Julieta y sus amigos. Todos eran unos niños preciosos (dije que Julieta tiene menos de 25 años) y yo me sentí como una tía. estaba vestida como una tía, tomaba café como una tía, tenía una lonchera como una tía, no era talla 28 como una tía y los niñas y las niñas hermosas me miraban, me hablanban y yo... me sentía como una tía.
Por otro lado, me gustó mucho ver que aún no he perido la capacidad de llegar a un grupo y ser el centro, de entrar a un cuarto e iluminarlo (y esto no lo he vuelto a sentir desde los 19 años), de que los chicos me miren, de que las chicas me hablen con buena onda y que todos piensen que yo soy linda, chévere e interesante, buena inyección para la autoestima, buena motivación para volver a ser feliz. Aunque ya no tenga 20, ni sea una niña hermosa, ni sepa que diablos es el twitter ni ande tuiteando con mi blackberry.

jueves, 12 de mayo de 2011

Quiero jugar...

...con tu amigo, ese que me habla siempre con cariño, con buena onda, que me mira, que me monopoliza en las reuniones. Creo que le causo curiosidad. Que le gusto, pero nunca me dirá nada. Quiero jugar con él como ese día cuando estaba borracho y no dejaba de mirarme y hablarme. Quiero jugar con tu amigo para vengarme un poquito. No seria malsanamente divertido que yo te engañe un poquito con tu amigo, con tu pata, no seria genial devolverte una estocada para nivelarlo todo a lo "Jules et Jim". No seria ese un verdadero terremoto para ti (no por mí misma sino más por tu amigo, por esas ley de la lealtad entre hombres, que a veces funciona mejor que la lealtad que le tienen a sus propias mujeres).
¿Si le dijera algo a tu amigo atracaría? ¿Qué podría decirle? ¿Tu amigo se lo diría a todo el mundo? ¿Tú le creerías si te dice que yo...? (Nunca más podría ir a las reuniones de tus amigos, no es que me importe, pero...).
Tu amigo no me gusta (en lo más mínimo), pero admito que me causa curiosidad; curiosidad que me hable, curiosidad que me mire, curiosidad que me facebookee como si fueramos amigos (Lección 1: los amigos de tu novio no son tus amigos, son -óyelo bien- los amigos de tu novio. Salvo contadas excepciones que luego de pasar algún hecho sorprendente te das cuenta que se han vuelto tus amigos, pero en líneas generales no son ni serán nunca tus amigos, son un grupo, una collera, un círculo, pero no son tuyos de ti, su lealtad no está contigo, cuando menos podrán ofrecerte su neutralidad. Recuérdalo, esto es algo muy importante. Otra regala de oro: las parejas de amigos (comunes) tampoco son tus amigos son "amigos de a dos", "amigos de pareja", a penas te separes o te pelees olvídate de ellos: se acabaron las parrillas, los viajes de fin de semana y las reuniones en sus casas. Son amigos para andar de dos). Pero yo estaba hablando de tu amigo, quiero jugar con él, pero en realidad lo que quiero es jugar contigo, aunque sea en mi mente, es muy divertido.

viernes, 6 de mayo de 2011

Repansado los pasos del pasado

Hace varios días estoy pegada con el pasado, no sé, ha sido un poco inevitable para mí y lo que he podido evitar no lo he evitado. También he estado buscando cosas, buscando a alguien a quien no tiene sentido buscar, encontrandome con alguien con quien siempre tiene sentido y buena vibra encontrarme. Y he estado hablando mucho. He hablado con Miguel de él. Le he contado varias cosas que nunca pensé decir, que nunca pensé que me pegaban tanto. También el otro día me fume un cigarrillo mientras caminaba por el parque de Barranco y me dio tanta pena, no sé que diablos me dio pena pero me sentí tan triste. Me dio pena haber tenido 19 años, haber sido tan "tontita" (con cariño). Creo que me dio pena haber tomado muchas de las decisiones que tomé y que me llevan a estar ahora aquí escribiendo esto. No es que me arrepienta, pero es que extraño, es solo eso: extraño... No es que tenga una mala vida ahora: soy medianamente feliz, tengo algo medianamente estable (en todo sentido), pero no puedo evitar buscar... Así como te he buscado a ti, así como he buscado a Will, así como he buscando respuestas en mi sesión semanal con Miguel, así como he buscado reconocerte de alguna manera el día que te vi. He buscado y no puedo dejar de buscar. No puedo dejar de buscarte, no para encontrarte sino para ejercer el ejercicio de buscarte. Si te encuentro no sé... Yo soy buena para hablar, para escribir y para correr, para huir (creo que me lo dijiste una vez), pero no soy buena para enfrentar nada. Igual no creo que nada pase. Igual no creo que nadie haga caso a esto que escribo. Igual puede ser solo un buen recuerdo para tu ego y me alegraría mucho que así sea.
Lo he visto el otro día y he pensado que no soportaría acostarme con él (no contigo sino con él). Antes pensaba que no lo soportaría por los recuerdos, por las cosas en común, por la historia, por las pocas noches que compartimos juntos; pero no es así: TE HE SUPERADO TOTALMENTE. No lo soportaría porque somos extraños, porque no me provoca. Pero eso no quiere decir que en ocasiones aún no sienta miedo en el estómago cuando te veo, aún no tiemble un poco cuando apareces, aún no tenga una especie de click malsano, no afectivo, no físico, no del corazón, creo que un click que está muy cercano al miedo: como las mujeres que temen estar cerca del hombre que las golpeó, algo así, pero no porque me hayas maltratado, no porque me hayas pegado, sino porque aún me pega, lo que pasó, lo que vivimos y lo golpeada que acabé de eso. Y a Will, no lo he visto, no lo he vuelto a ver desde hace dos años en que me lo cruce en el teatro: el con su novia, yo con el mío. Y no puede ver la función, no pude concentrarme en nada, todo el tiempo me lo pasé mirándolos a él y a la novia. Nunca me he puesto a pensar en pq stalkeo a Will. Creo que es pq el representa las ilusiones perdidas, la primera falla de mi plan maestro, la pérdido del amor y del ideal de la relación perfecta, la casita blanca, el perrito, la  cerca; pero bien, para ser sincera me aburría mucho con Will, me aburría cuando no nos besabamos, cuando él no quería llegar más allá, cuando no tenía demasiadas ideas. Me aburría con Will, pero bueno teníamos 16 años...
Con él tb me aburría, con mi novio a veces tb me aburro. En una ocasión él me dijo: "tengo miedo de no poder seguirte el ritmo". Lo mismo me dijo tb mi novio en alguna ocasión, pero de otra manera. No sé si alguien puede seguirme el paso (ni yo puedo seguirme el paso a mí misma).
Creo que pienso tanto en ti pq eres uno de los chicos que se ha portado más lindo conmigo, porque eras como uno de esos héroes románticos con los que soñaba cuando jugaba con Barbies. Creo que lo hago pq eres el único que ha llenado ese lado de mi vida. Nadie más lo ha hecho. Nadie más ha hecho lo que yo soñaba. Bueno, mi chico a veces, pero de manera diferente. Pienso en ti por eso, y te busco, a veces, cuando recuerdo que de alguna formas tú eras el chico con el que yo soñaba. Pero en ese tiempo yo estaba con él, y él ha marcado mucho mi vida, era imposible pensar en dejarlo, era imposible pensar que no lo quería, era imposible concebir mi vida sin él. Por estos tiempo no recuerdo las cosas bonitas por las que no lo quería dejar, recuerdo la tensión, el miedo de no tenerlo, peor aún el miedo de no haberlo tenido, la estabilidad de cataclismo, su cercanía-lejanía, los cigarros, los otros hombres, las otras camas, los vacíos, su indiferencia, su manera de cancelar las citas, su manera de estar siempre callado, las horas marcando su número en el teléfono, su forma de desaparecer, recuerdo todo eso y me duele. Me duele por mí misma, por la mujer que era y en la que pieso que aún podría convertirme. Aprender a llorar por primera vez, estar sola en las reuniones familiares, sola en los compromisos, sola en las salidas en parejas con mis amigos, sola con él al lado, soñando que me deja para siempre mientras duermo a su lado, llorando y el sin decir nada. Lo recuerdo bien y me entristece profundamente haber tenido 19, 20, 21, 22, 23, 24, no sé si 25 y haber pasado por eso y no pdoer recordar ahora porque te quería tant que incluso era capaz de negarme a mi misma más de tres veces; no recuerdo porque te quería tanto como nunca he querido ni querré a nadie (era malsano ya no me lo permito más).

Te he buscado y te he llamado esta semana y sé que no aparecerás, sé que eres feliz y que tienes una vida lejos de aquí, de todo mi desorden y mi caos (yo sabía que eso pasaría y está bien, al fin y al cabo yo nunca quise tener una vida contigo). Debería ser mejor persona (como eres y fuiste siempre tú, aunque en algún momento de mi vida fuiste un "terrorista": destruías todo lo que pensaba) y dejar de joder, dejar de escribir (creo que no te gustaría ni saber ni leer que escribo cosas sobre ti, sobre nosotros, sobre eso que fue y nunca fue "nosotros"). Debería hacer muchas cosas como dejar de ver a Will, dejar de pensar en la fecha en la que se casará, dejar la estúpida idea de que el día en que lo despedí fue el momento en que mi perfecto plan de vida se fue al cacho, dejar de pensar que me equivoqué cuando lo que tenía contigo no se convirtió en un nosotros de verdad pq hubieramos sido felices, y dejar de pensar que yo estaría mejor, muchísimo mejor si no hubiera pasado sufriendo tantosssssssssss años con él. Nada de eso es totalmente cierto, nada puede ser totalmente real. Nada. Solo sirve para escribir, para darle al lado masoquista, para intentar no tener envidia. Aunque para mí, recordar sí es volver a vivir y ahora luego de este insulso monólogo ando bajoneada. Receta para quitarse la cojudes: lavarse la cara con agua fría, comer un chocolate y abrazarse a algo, a lo que sea.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Una noche

Quiero acostarme contigo. Solo una vez. Como debió haber pasado esa noche, en ese bar, cuando perdí el control (siempre he perdido el control contigo). Quiero que lo hagamos una vez aunque sea, para que te conviertas en algo así como mis puentes de Madison, mi querido K, mi mago de Brida, mi amor platónico de una noche (aunque ya eres de alguna manera todas esas cosas). Quiero quitarme el clavo para sacarme todo esto que tengo dentro, todo lo que yo sentía por ti entonces y lo que siento por ti ahora (que es un reflejo de lo que sentía por ti en ese tiempo). Este amor raro, rarísimo, aún lo tengo y lo voy a tener siempre (creo que te dije eso una vez). Sé que no me lees. Sé que no te interesa que yo aún sienta cosas por ti, que creo seguro tú ya no sientes. Pero una vez en una canción dijiste que siempre guardarías una melodía para mi... Bueno yo guardo las ganas de pasar una noche contigo. Solo una noche: para hacerle honor al pasado, para cerrar bonito la historia, para ponerle broche de oro a los viejos amores, para pensar que aún tengo 19 años de nuevo y que tú eres lo más lindo del mundo, para volver a besarte (otra vez), para escaparme de mi novio (sin pena), para acariciarte la cara, para tomarte de la mano, para que vuelvas a tocarme, para perder el control, para continuar con mi vida, para hacer realidad los deseos. Solo una noche para los dos. Una noche, una de estas noches, una noche en la noche, una noche para los dos. Si me lees y te provoca o alguna vez te provocó (una noche por el pasado) dame una señal (de las que ya no aparecen para mi contigo), dame una señal de esas que te estoy pidiendo hace tiempo, dame una señal y si quieres también dame una de estas noches para mi.