En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Hombres, quien puede con ellos, quien puede sin ellos. A veces me gustaría abrazar a todos los hombres de este mundo, pero no promiscuamente sino vallejianamente (un abrazo fraternal) y decirles: gracias por ser como son
gracias por hacernos la vida de cuadritos
gracias por querernos….

sábado, 18 de noviembre de 2006

Mi otra mitad

Lula se ha ido a buscar el amor, a recuperarlo para ser precisa. Lula ha ido a buscar la felicidad y a cogerla con sus dos manos para no dejarla ir nunca. Ha tomado un avión que la llevará hasta uno de los aeropuertos más grandes del mundo y de allí correrá con su bolsito de mano a tomar un taxi al cual le indicará que la dejé a buen recaudo en la puerta del hombre que ama. Y si él no está se quedará sentada en las escaleras de esa casa (¿será casa o edificio el lugar donde vive el hombre que le ha robado el corazón a Lula?), bueno, el caso es que Lula se quedará sentada allí, afuera, esperando, con su bolsito de mano en el piso hasta que él llegue y cuando aparezca lo mirará a los ojos y le dará uno de esos besos de película. Me divierte imaginarla así, en ese trance, por lo menos me disipa la trsiteza de haberme quedado sin mi querida Lula. Ya no tendré a quien despertar en las noches ni a quien robarle su ropa ni con quien me confundan en al calle. Así yo habré perdido a mi otra mitad para que ella pueda ser feliz de veras y yo me quede aquí admirándola hasta el infinito por ser capaz de hacer lo que yo nunca puedo…
Lula tiene la misma edad que yo, solo que ella nació unos minutos antes y eso siempre me lo ha sacado en cara. Tener a una persona igual a ti en el mundo no siempre es una fiesta. Sobretodo cuando tienes un ego tan grande como el mío. Nunca ha sido fácil ser gemelas, menos cuando tienes 6 años y tu mamá insiste en vestir a las niñas iguales de pies a cabeza, menos cuando dos hermanas quieren el mismo vestido para el mismo quinceañero y ninguna quiere ceder; no es fácil cuando no necesitas verte a un espejo para ver tu imagen. Pero todo pasa… Y a pesar de todo eso o quizá por eso mismo Lula siempre ha sido mi otra mitad. Y he tratado de no ejercer mi habitual egoísmo y decirle vete en vez de no te vayas. Y no le he dicho: espérate que él llame o no tienes porque mudarte de país solo por un hombre. Sino que me he callado y le he dicho que escuche a su corazón, que su novio es un pan de Dios y que si debe sacrificarse que lo haga. Y ella entonces me habla de las dudas, de la soledad, del miedo a la felicidad y de que no se puede construir un castillo de naipes porque el viento lo tumba. Y yo le digo que la duda es una forma de amor, que dudas porque amas y tienes miedo porque es real. Y Lula ha hecho su bolsito de mano (No ha querido llevar maletas. Qué todo sea nuevo, me ha dicho) y se ha ido dispuesta a gritarle al mundo que su amor, es puro, perfecto y bueno y que ahora es tiempo de soltar las alas, de buscar otra casa, de dejarme a mi un poco, también y de luchar por su felicidad como nunca ha luchado por nada. Y yo no he podido más que alentarla y llevarla al aeropuerto y decir adiós mientras ella se metía a la sala de embarque con la sonrisa más grande del mundo. Y yo no pude más que decir: qué carajo, la vida es así. Espero que Lula sea feliz.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Pain killers

¿Qué cosa es lo verdaderamente importante en la vida: la familia, la pareja, el éxito, el dinero? O todas las anteriores. Yo pensaba que mi vida iba muy bien porque había viajado a muchos sitios lindos y había conseguido un relativo éxito a mi edad. Pensaba que tener un buen trabajo, un buen sueldo y un novio lindo era lo mejor del mundo. Pensaba en ese poema, en el cual a la mujer sincera se le respeta (¡Tenemos que admirarte, badulaque!... ). En realidad no sé cual de estas cosas será más importante. No sé si haber conseguido una de esas cosas o todas te hagan feliz. El éxito es un concepto tan relativo…
Después de haber recibido varios comentarios de mis amigos mencionados y no mencionados en el post anterior solo he podido sentirme más triste, más nostálgica porque es verdad que el mundo nos ha ganado un poco el terreno. Me he puesto a leer sus blogs y he visto que ellos viven existencias hermosas y felices y me apena ver que yo ya no estoy allí en las fotos de sus fiestas de cumpleaños, en sus post, en sus entradas y salidas. A veces quisiera encerrarme en esta jaulita de cristal y dejar todo estático y detener el tiempo en los momentos bellos y fáciles, en el tiempo en que había cero responsabilidades y no tenía que preocuparme por querer casarme, por mi deseo de tener hijos rápido, por conseguir dinero para comprar un departamento, por estar bien con mi novio, por sustentar la tesis de la maestría. A veces quisiera ser la Sandra de hace varios años, libre y despreocupada, la que pensaba que se podía vivir del amor, a la que no le importaba el dinero, la que creía que todos las personas eran católicas y todas las parejas casadas. Antes todo era tan fácil; tan fácil decirle a un chico que lo amaba, tan fácil decidir terminar con alguien, tan fácil darle una llamada por teléfono a algún amigo e irnos a comer como cerdos sin preocuparnos por las calorías. Ahora todo encierra un miedo secreto, un revolotear de mariposas en el estómago. Cada vez todo se pone más color de hormiga. No le digo a mi novio que lo amo hace tiempo porque el no me dice nada y a pesar de que estamos bastante grandecitos para hacernos los duros, andamos jugando a no sé que cosa. A veces es mejor no decir nada y siempre es mejor no ser la primera persona que diga las cosas. Mi novio es tan precioso pero tan poco romántico, tan poco detallista, tan corchito, a veces. Yo quisiera ser la primera Sandra; esa de hace 3 años, la que le escribía cartas (que él no contestaba), la que era un poco más esperanzada. Porque ahora él me ha quitado mi romance, él me ha hecho preocuparme por cosas más reales y verdaderas como el precio de los colegios primarios, las infecciones respiratorias más proclives en los niños, los beneficios de la educación laica. Y yo me pregunto, qué carajo hice yo con todo mi romance, con todo mi amor bienaventurado y bueno, con todas mis ganas de amar, así a lo grande y de poder gritarlo sin miedo. Qué hice yo cuando en nuestro primer aniversario él no me llevó a comer o cuando en mi último cumpleaños no me dio un regalo, porque para él esas son tonterías: él me ama o por lo menos así me lo insinúa (porque es demasiado macho para decirme que me ama de frente). Él no necesita ser un “dulce de miel a cada minuto para demostrármelo porque yo soy una persona inteligente y perceptiva”. Vaya que hoy día mi homesick peruana del Perú me tiene meditabunda, pero el problema es que a fuerza de tanto dar vueltas he perdido un poco mi casa. Qué es mi casa ahora: mi hermana, mis viejos, mi trabajo, mis clases, mi novio, mi tesis… ¿Qué es mi casa ahora? Mi casa es esta jaula de cristal con todas sus negras y blancas y ustedes son mis inquilinos, habitantes de estas palabras de colores diversos. Mi casa soy yo y todas mis circunstancias y también todos los ausentes, presentes y prófugos. Mi amor es un amor irracional.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Los amigos que perdí

Siempre me ha parecido molesta la gente que quiere robarte a tus amigos. Esas personas que les hacen muchos quecos, que apuntan sus cumpleaños y que cuando te volteas les piden sus teléfonos y los llaman para invitarlos a salir. Esas que les mandan correos electrónicos, diciéndoles cositas dulces y tiernas. Acabo de hablar con una de esas personas, acaba de llamarme para decirme que la semana pasada salió con N., un gran amigo mío, y que los dos hablaron mucho de mí. Maldita bitch, ella se metió entre N. y yo…
("Para que te roben hace falta querer ser robado" me dijo JE, alguna vez, cuando hablábamos de esa bitch).
Yo soy muy celosa con mis amigos y soy bastante preocupada con ellos, también. Los mimo, les hago regalitos, nunca me olvido de sus cumpleaños… Los quiero y los cuido de verdad porque son una parte invalorable en mi vida. Pero creo que en este momento me siento un poco huérfana. Veo como muchos de los amigos que amo se ha quedado solo en las fotos, en las risas lejanas y en los recuerdos. De repente he debido robármelos yo misma un poco. Actuar como esa chica que quería tener mi vida e iba detrás de mis amigos hasta que se quedó con algunos de ellos. Tal vez he debido ser menos preocupada y más dejada. He debido acostumbrarme al mundo moderno, al individualismo, a no esperar una llamada por mi cumpleaños o una invitación a cenar. Tal vez he debido ser menos sentimental y no dejar que todas y cada una de esas personas que no están se vuelvan una parte de mí.
Quiero escribir esto para J.; esa chica linda y dulce a la que conocí cuando a las dos nos habían roto el corazón. Vaya que hicimos buen dupla, entonces. Ahora J. está muy bien y es muy feliz allá donde está y con quien está y el corazón ya se lo parcharon de a poquitos. Esto va también para mi amigo L., con el que siempre podía contar; no hasta uno ni hasta dos sino hasta siempre. Para él, que ahora ni siquiera tiene mi número en su agenda y para lo mucho que lo quiero va este post. También para Ch., mi amiga que ahora es madre y que tiene un esposo fabuloso y una vida perfecta. Cuánto te quiero Ch, aún me acuerdo de los tiempos del colegio, de cómo me apagabas los cigarrillos y los tirabas al piso porque “fumar da cáncer”. Cuánto me alegra, Ch.; que tengas todo en la vida, contigo siempre se puede recuperar el tiempo, amiga. Es imposible no mencionar a JE, con el que quizá pasé la mejor época de mi vida cuando ambos salíamos a conquistar las calles, cuando creíamos que éramos invencibles y ahora irremediablemente el mundo, el trabajo y las obligaciones nos sacaron la vuelta. Recuerdo todas esas tardes sentados en alguna banca en el malecón de Miraflores expiando nuestras culpas o mejor dicho las culpas de los que nos inculpaban; o todas esas madrugadas bailando hasta el amanecer o los cientos de veces en que compartimos, problemas, sueños y lágrimas. Cómo es la vida JE, ahora tenemos hace dos meses una cita para ir a cenar y parece que ambos tenemos un régimen dietético y pocos huecos en la agenda, parece que a ambos
nos venció el mundo, querido JE.
A veces, cuando me acuerdo de mis maldades, me da tanta pena ya no ver a LAS. El era el compañero perfecto para levantar el ánimo y el único que ha hecho latir mi corazón a dos mil por hora. Una mirada de LAS podía hacerme sentir la mujer maravilla, la Naomi Campbell, la SANDRA-perfecta. LAS siempre fue demasiado ojo veloz para ser mi novio, así que nos convertimos en esos amigos que tiene todos los derechos y todos los deberes del mundo. Cuánto te extraño, LAS. Sé que ahora sigue frecuentando a H. Aquellos tiempos, los de LAS y H, los de la cafetería de la universidad, los de las amanecidas a punta de café y cocacola son inolvidables. H. fue mi hermana menor un tiempo y como buena hermana menor siempre trató de imitarme en varias cosas y luego cuando el tiempo empezó a correr velozmente como una puta perversa que no quiere perder su esquina, H. dejó de ser mi hermana, y pocas cosas me han dolido tanto como eso. El tiempo es un invento suizo –como decía mi abuela- pero el tiempo sabe abrir grietas y heridas. El tiempo y la distancia todo lo corrompen y cuando H. se fue de viaje y volvió tiempo después ya no era la hermanita menor, graciosa y bonita que iba a mi lado, tampoco era una mujer independiente y diferente, era alguien nuevo con muchas ganas de mostrarme que era mejor que yo. Así, H. dejó de quedarse a dormir en mi casa todos los fines de semana, de tomar desayuno con mi familia los domingos. Así se rompió nuestro juramento de amistad eterna; esa promesa típica de las niñitas de colegio donde te cortas el dedo para tener una hermana de sangre, y H. fue todo eso y más.
Claro que en el fondo los buenos amigos nunca se pierden, las amistades se entreveran, cambian, se alejan y regresan como una cinta elástica. Así es la vida… pero nadie dice que no duela pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Nadie dice que uno no pueda soltar una lagrimita de nostalgia cuando uno de tus mejores amigos te pregunta la fecha de tu cumpleaños para anotarla en su agenda. Nadie dice que uno no pueda sentir pena al recordar que ese mismo amigo era el que te organizaba fiestas sorpresas
y te llenaba de besos.
Para todos mis amigos que en realidad no están perdidos
sino extraviados, tal vez por culpa mía, tal vez por culpa del teléfono que siempre es ingrato o de los e-mails que nunca llegan; a todos ellos, les envío un abrazo lleno de disculpas si es que alguna vez los descuidé o hice alguna SANDRADA que los alejó. Quiero decirles que los quiero, que los extraño tanto como un ciego puede extrañar sus ojos, que espero que algún día podamos volver a sentarnos en una mesita pequeña e inventar la felicidad como si todo fuera simple como un juego de niños. Espero que pronto
llegue ese día.
Dejándome de engreimientos,
no importa quien olvida los cumpleaños, no importa quien paga la cena, no importa quien se fue o se quedó,
yo sé que todos ustedes llevaran claveles a mi funeral y
siempre me acompañarán
y eso es lo único importante.