En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

martes, 21 de diciembre de 2021

Re-conocimiento

Ese dicho de "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" es verdad, pero también "No sabes lo que tenías  (y cuánto lo extrañabas) hasta que lo recuperas". Esa es la lección de hoy.  Tantas lecciones en un día. Demasiadas como para no escribir algunas mientras yo continuo la noche con un vaso con un buen ron.

Hoy se me ha ocurrido que cada relación tiene dos personas que son uno, pero al final son dos. Dos procesos independientes y separados. ¿Cómo habrá vivido mi exnovio del avión nuestra relación y nuestra separación? Yo tengo una película muy clara y muy vívida de cómo fueron ambos procesos, pero cómo los habrá vivido él. Cuánto de buena y de villana tendré en su historia, en su película. El final y el inicio de una relación son dos cosas diferentes para las dos personas involucradas; al fin y al cabo, son personas diferentes, con diferentes procesos, diferentes historias de vida, diferentes sentimientos e intesidades. 

En el amor, en el fin del amor (en realidad), como en la guerra, no hay totales ganadores ni totales perdedores. No hay una única verdad, solo muchas verdades y dolores y penas. El dolor es el mismo, pero, a veces, muy diferente. Como siempre digo: "percepciones son realidades". Y, a veces, cada uno tiene diferentes percepciones y vive diferentes realidades. 

Uno no puede entrar dos veces en el mismo río, pero puede encontrar nueva agua para jugar. Puede deleitarse con los recuerdos de lo vivido. 

Nosotros los de entonces jamás volveremos a ser los mismos, pero podemos ser mejores; podemos disfrutar de ser diferentes, de haber crecido y cambiado. El amor se transforma y cambia. Efectivamente, el adagio de las abuelas era cierto: "Quien se va sin que lo boten, regresa sin que lo llamen". Y los regresos deben celebrarse.

A mi edad debería haber empezado a dejar de tenerle miedo a los cambios, a saber que todo fluye y cambia y eso es bueno.

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