tag:blogger.com,1999:blog-333878002024-03-12T23:31:58.371-05:00En una jaula de cristalSiempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.comBlogger379125tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-43357816799876998392023-09-16T20:19:00.001-05:002023-09-16T20:19:32.370-05:00Fuego<p> Desde hace tiempo pienso en incendios. Ha empezado a darme pavor pensar que algo cerca a mí puede prenderse en llamas. A veces, por la gran ventana de mi casa, veo pequeña luces y pienso que acaso puedan ser los destellos de algunas llamas.<br /></p><p>Creo que ha sido por el sueño que tuve donde no sabía cómo salir de mi departamento mientras el edificio se incendiaba. Mientras rengueaba por el piso tratando de procurarme un poco de aire, pensaba si era mejor tirarme desde la ventana de mi cuarto piso o bajar las escaleras con riesgo de quemarme. Mientras trataba de llegar a la puerta me iba recordando que no podía subir al ascensor. El sueño acababa cuando mi estrecho pasadizo estaba lleno de humo y yo tosía tratando de llegar a la puerta.</p><p>Tengo miedo de las llamas. Algo arde dentro de mi casa. Algo arde dentro de mí. Algún día todos vamos a arder. </p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-29305541758038815332023-03-13T23:44:00.000-05:002023-03-13T23:44:52.161-05:00El colapso<p> Creo que estoy a punto del burn out. Veo el colapso cerca. No recuerdo haberme sentido así antes. Deprimida, sí. Ansiosa, sí. Pero en este caos a medias controlado, no. Ahora siento algo diferente: que mi cuerpo me pide chepi, que mi cerebro me reclama atención. </p><p>He pasado casi un mes con sueños horribles. Sin duda, sueños con mensajes. </p><p>He tenido demasiado trabajo. Eso se me ha juntado con la enfermedad de mi padre, la "enfermedad" de mi matrimonio y mi nuevo conocimiento de mis miserias. Me he empezado a dar cuenta que soy yo quien estoy enferma. Soy yo quien me he desconectado. Quizá no eran los otros, era yo.</p><p>No tengo claridad de mente. Siento que necesito ayuda para ordenarme. </p><p>He venido repitiendo en estas semanas que no estoy en equilibrio. Tengo que evitar caerme de esta cuerda floja. Tengo que mejorar. No puedo enloquecer y colapsar. </p><p><br /></p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-79161761125993677242023-02-26T23:31:00.004-05:002023-02-26T23:31:42.497-05:00Recuento 2023<p> Estamos en 2023. Ha pasado mucho tiempo desde que he escrito aquí. Quiero hacer un recuento de hechos desordenados pero sustanciosos:</p><p>- Febrero 2023: Regresamos del extranjero y no nos volvimos a poner mascarillas. Éramos de los pocos que aún las usaban. En resumen: ya no usamos traje de astronauta, casco, mascarilla, botellita de alchol...</p><p>- 2022 (meses varios / el último contagio fue en diciembre): Nos dio el Covid dos veces (hasta creo que puedo decir con seguridad que contagié a mis papás). No hubo tragedia felizmente, pero fueron días difíciles.</p><p>-2022: Cumplimos 15 años de enamorados, lo celebramos comiendo un salchipapa y un caldo de gallina de enfrente de la casa.</p><p>-No recuerdo cuándo (hace dos años, el año que inició la pandemia) mi papá enfermó. Todo se volvió un ocho. He pasado los últimos años entre la casa de mis padres y la mía. A veces cuando estoy aquí, en mi casa, pienso en cómo estarán allá. A veces, cuando duermo allá, pienso en que debería estar aquí.</p><p>La vida, la vida, la vida, se termina imponiendo. Hay vida a mi alrededor y quiero vivir. </p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-2988302295109347912021-12-21T01:20:00.001-05:002023-02-26T23:13:42.753-05:00Re-conocimientoEse dicho de "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" es verdad, pero también "No sabes lo que tenías (y cuánto lo extrañabas) hasta que lo recuperas". Esa es la lección de hoy. Tantas lecciones en un día. Demasiadas como para no escribir algunas mientras yo continuo la noche con un vaso con un buen ron.<div><br /></div><div>Hoy se me ha ocurrido que cada relación tiene dos personas que son uno, pero al final son dos. Dos procesos independientes y separados. ¿Cómo habrá vivido mi exnovio del avión nuestra relación y nuestra separación? Yo tengo una película muy clara y muy vívida de cómo fueron ambos procesos, pero cómo los habrá vivido él. Cuánto de buena y de villana tendré en su historia, en su película. El final y el inicio de una relación son dos cosas diferentes para las dos personas involucradas; al fin y al cabo, son personas diferentes, con diferentes procesos, diferentes historias de vida, diferentes sentimientos e intesidades. </div><div><br /></div><div>En el amor, en el fin del amor (en realidad), como en la guerra, no hay totales ganadores ni totales perdedores. No hay una única verdad, solo muchas verdades y dolores y penas. El dolor es el mismo, pero, a veces, muy diferente. Como siempre digo: "percepciones son realidades". Y, a veces, cada uno tiene diferentes percepciones y vive diferentes realidades. </div><div><br /></div><div>Uno no puede entrar dos veces en el mismo río, pero puede encontrar nueva agua para jugar. Puede deleitarse con los recuerdos de lo vivido. </div><div><br /></div><div>Nosotros los de entonces jamás volveremos a ser los mismos, pero podemos ser mejores; podemos disfrutar de ser diferentes, de haber crecido y cambiado. El amor se transforma y cambia. Efectivamente, el adagio de las abuelas era cierto: "Quien se va sin que lo boten, regresa sin que lo llamen". Y los regresos deben celebrarse.</div><div><br /></div><div>A mi edad debería haber empezado a dejar de tenerle miedo a los cambios, a saber que todo fluye y cambia y eso es bueno.</div><div><br /></div>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-31317620514791253762021-10-20T11:06:00.004-05:002023-02-26T23:16:41.370-05:0013 años<p>13 años puede parecer mucho o muy poco. Si alguien vive solo trece años, nos lamentamos, pensamos que es poco. Si es un criminal que ha cometido actos terribles y solo le dan 13 años, quisiéramos que fuera más. </p><p>Hubo una época en que quería sumar años en el amor. Mi falta de experiencia me hacía pensar que si, por fin, lograba cumplir uno o dos años o más con alguien eso me haría más sabia, más vivida, no sé... que me daría cierto plus o cierto prestigio que no tenía. </p><p>Hoy a media mañana he caído en cuenta de que he pasado 13 años con alguien. 13 largos años. Para algunos podrían ser cortos. En realidad, casi no lo habría recordado de no ser por la agenda del teléfono. Eso me hace pensar que ha pasado tantísimo tiempo desde que me esforzaba penosamente por llegar a los 4 años con el exnovio del avión y con el que siempre digo que estuve casi 5 años. (No puedo abandonar mi manía de números redondos). Como si 4 años no hubieran bastado para hacernos papilla los dos...</p><p>Ahora ya no cuento los años. Ya no me apresuro en ganar tiempo. Incluso, el año pasado me di cuenta de que al celebrar algún aniversario había estado contando un año de menos (Oh! paradojas de la vida).</p><p>Cuando estaba en el colegio y las chicas tenían el primer enamorado se estilaba celebrar el primer mes. Mi pregunta para todas mis amigas era: ¿Y qué te regaló para el mes? Cuando tuve mi primer novio me obsesionaba celebrar los meses del aniversario. Aún recuerdo la fecha --> 10 (pero no recuerdo el mes, creo que fue julio).</p><p>En estos 13 años casi no he celebrado aniversarios (ni de enamorados ni de matrimonio). Creo que en la vida real, no la de fantasía que tenía en la cabeza, eso no es lo más importante.</p><p>Cumplimos 13 años en una relación rara, agradable y hermosa, pero siempre retadora. Tranquila y a veces demasiado tranquila para mi gusto, pero que en lo general me llena el corazón. Resulta hermoso saber que hay alguien que te espera al final del camino, que puede caminar contigo y que puede dejarte ir a recorrer el mundo. </p><p>A veces he sido mezquina con mi relación. Otras he sido demasiado feliz. Otras muy engreída. Tantas cosas pueden pasar en trece años... Lo que sí puedo decir con seguridad es que siento un amor inmenso por la persona que me acompaña en la vida, que nadie me conoce mejor que él, que a veces es increíble descubrir cómo alguien puede conocerte más que tú mismo y que se siente lindo cuidar y ser cuidada.</p><p>Parece que mi obsesión por los números ha desaparecido. Por lo menos la obsesión. </p><p><b>(En realidad, siendo las 6:54 p. m., me acabo de dar cuenta de que me he confundido y no son 13, sino 14 años).</b></p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-16068497302456571232021-06-27T02:58:00.002-05:002023-02-26T23:17:46.294-05:00Cicatriz<p> He resuelto que no eres una herida, eres una cicatriz. La cicatriz de esa pierna rota que fuiste alguna vez. Y te recuerdo ahora porque como todas las piernas rotas siempre dueles un poco en el invierno. </p><p>Y es ese dolor y esa cicatriz lo que te lleva a pensar en el pasado: cómo era tu pierna antes de quebrarse, cómo diste el mal paso, cómo se formó esa cicatriz. </p><p>No eres un símbolo. Tampoco, eres una herida. Las heridas están abiertas, sangran, necesitan ser curadas. Yo estoy curada de ti.</p><p>Eres la cicatriz de esa metáfora que cree cuando tuve que olvidarte y reconstruirme, cuando tuve que aprender a caminar sin ti. Eres ese hueso vuelto a pegar y ese leve dolor de invierno. Solo eso. </p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-53535163762824268052021-06-21T22:58:00.002-05:002023-02-26T23:20:24.623-05:00Heridas<p> En estos recientes días de la continuada pandemia he soñado contigo. No sé por qué. No he estado pensando en ti. Tal vez el otro día que fue tu cumpleaños recordé la fecha y te mandé un mensaje, como quien saluda a un camarada lejano. Pero fuera de eso, nada... </p><p>Ayer soñé contigo, pero no ha sido la primera vez. Han sido varios sueños en estas últimas semanas. Pienso ahora si tal vez te has convertido en un símbolo (así como en algún tiempo lo fue el mar, los teléfonos y la muerte de mi abuela). Un símbolo que aparece en mis sueños para espetarme en la cara mi estrés, mis callados dolores, mi impotencia, mi frustración... Tal vez tu imagen en mis sueños es el símbolo de esta frustración pandémica, de este nuevo vacío que se ha instalado en mi vida entre mascarillas, alcohol y miedo. </p><p>El día que te escribí el mensaje quise poner tu nombre con un diminutivo. Jamás te había llamado así. Pero me dio ganas de hacerlo. "Es una forma cariñosa de demostrar que te recuerdo", pensé. "Es una forma de demostrarte que ahora tú eres pequeño para mí y yo me he hecho grande, muy grande", me dije luego. Pero escribí tu nombre y un mensaje austero, propio de un saludo protocolarmente cariñoso.</p><p>Ayer soñé que tú y mi esposo aparecían en el panorama. Dentro de lo poco que recuerdo ambos se fusionaban, pero al que veía era a ti. En otra escena, debíamos cruzar un puente cibernético. Si lo cruzaba contigo, era una forma implícita de decir que volvería a ser "tu chica". Yo quería estar contigo, quería irme contigo, pero al borde de bajar las escaleras del puente veía claramente la figura de mi esposo: sus ojos miel, sus pestañas largas, su figura grande y sentía profunda pena, una pena mezclada con sensatez. "Yo tengo pena de dejarlo". "Yo no quiero dejarlo". Fueron las dos frases que mencioné. Era como si de pronto me hubiera llegado el momento de reflexión...</p><p>Lo de que te has vuelto un símbolo se me acaba de ocurrir ahora, mientras escribo. Mi primera idea mientras venía a socorrerme bajo la catarsis de la escritura fue una pregunta: "¿Alguna vez dejarás de dolerme?". Lo pensaba mientras curiosamente una playlist pasaba una canción con la que te recuerdo. Una canción que me hace recordar que siempre fuiste una figura transparente, una especie de holograma: estabas, pero no... No sé si es posible que tantísimos años después aún me duelas. No sé si es posible que te hayas convertido en un símbolo de lo que falta, de las angustias, del estrés, y por eso apareces en días como los de estas últimas semanas. Por lo menos no cruce ese puente. Por lo menos no me fui contigo. Algo tiene que haber sanado en mi inconsciente si este es capaz de dejar ir el pasado y decidir dar la vuelta para regresar a mi presente. </p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-88261855149931309452021-02-19T21:45:00.005-05:002023-02-26T23:24:28.313-05:00Pandemia <p>¿Sabes qué pasa? Estamos en una pandemia. Una pandemia es como una epidemia, pero más grande. Es una enfermedad que se ha extendido y ha paralizado al mundo. Es como en las películas de zombies, pero sin zombies y de verdad. Ha pasado casi un año. Estamos encerrados en casa (los que somos concientes y hacemos teletrabajo). Usamos mascarilla: ahora es obligatoria. Nosotros salimos vestidos como astronautas: con un abrigo especial, la mascarilla y una especie de casco de motociclista. </p><p>No vemos a los amigos hace casi un año; no abrazamos a los que queremos y hemos aprendido a pedir todo, casi todo, por delivery. Hemos perdido el placer de salir a caminar, de ir a la playa, donde siempre pasabamos los veranos y de estornudar fuerte y con todo el cuerpo.</p><p>Estamos en una pandemia y no sabemos cuándo va a acabar. Ha llegado la vacuna a Perú, pero no sabemos si esta vacuna es buena, si eso resolverá todo, si de nuevo podremos volver a las calles libres y con los rostros risueños (hemos aprendido a sonreír con los ojos, ¿sabes?).</p><p>Han salido muchos memes. Uno muestra a un chico que unos años en el futuro encuentra una mascarilla en su casaca y la mira y sonríe. Luego, la guarda y coge su machete para ir a pelear con los zombies. Para algunos es algo bien gracioso, quizá en 5 años me voy a reír como loca. Pero ahora no me hace mucha gracia. No me puedo reír cuando me acuerdo de las fotos de una calle de Ecuador donde sacaron un cuerpo envuelto en una sábana y lo pusieron afuera de la casa, porque las funerarias no se daban abasto. Tampoco, me puedo quitar de la cabeza el reportaje que leí de la chica que perdió a su papá: lo internó en el hospital y no volvió a saber más de él, murió solo, como tantos otros. Es más, se confundieron muchos cuerpos. A veces te llevabas un muerto que no era el tuyo, recibías sus cenizas y no eran de tu padre, de tu hijo, de tu hermano. Todo eso pasó el año pasado. Todo eso podría volver a pasar ahora que estamos en lo que han llamado "la segunda ola", o sea, el segundo tsunami, la segunda arremetida de la enfermedad.</p><p>Por estos días, en Perú, acabamos de enterarnos que muchas personas del Gobierno se han vacunado, que mientras los médicos y enfermeras se mueren, los burócratas y algunas personas de sus familias están protegidos del virus. Que mientras un profesor de San Marcos dictaba clases con su oxígeno el Rector y las autoridades de la Facultad de Medicina gozan de la vacuna contentos. </p><p>Yo he dejado de ver noticias. He engordado los kilos que bajé con tanto esfuerzo. He sufrido más insomnio que nunca y regresó mi adicción por la gaseosa. He visto a mi marido cuidarme como si yo fuera un bien preciado, a veces lo veo como mi padre, como si yo me hubiera hecho una bolita pequeña y que para no perderme quisiera andar metida en su bolsillo.</p><p>No sé qué va a pasar. No sé si voy a volver a escribir aquí. No sé si en 5 años pueda reírrme del meme que mencioné. Lo que hay por estos días es mucha incertidumbe y un fuerte deseo de que esto pase, de no enfermar, de abrazar a la familia y a los amigos, de sentir que la realidad que teníamos, aunque nos quejaramos de ella, era bastante buena y la queremos de vuelta. </p><p>¿Sabes? Estamos en una pandemia y espero que esta no se convierta en una historia apocalíptica. Por favor, no. </p>Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-90543525055889623292020-03-20T21:29:00.001-05:002021-02-19T21:29:58.410-05:00Quinto día de cuarentenaSon las 00:32 del quinto día del Coronavirus. Estoy encerrada en mi casa como casi todo el Perú, toda Francia, toda Italia, todo España... El mundo está parado. Yo solo puedo respirar hondo y escribir "abrazos fuertes" a todos los que siento que lo necesitan por las redes. Necesito ahorita también un abrazo fuerte. Estoy nerviosa, muy nerviosa. Quizá porque en uno de mis chats grupales empezaron a hablar de los muertos, a detallar sus edades, sus ubicaciones. Quizá porque un amigo se salió del chat porque no soportó. Quizá porque mi papá es mucho mayor que todos los que murieron hoy. Quizá porque quisiera mucho mucho hablar con mi mejor amigo, pero está haciendo la cuarentena solo y no quiero alterarlo. O quizá porque mi esposo me ha dado un beso en la boca y se ha ido a dormir y lo escucho roncar livianamente y no quiero despertarlo y tirarle toda mi ansiedad, porque dos ansiosos en 93 mts. cuadrados es mucho más de lo que podría soportar. Quizá si me entrara un poco de aire, si abriera una de las dos ventanas hermosas que tengo en mi sala, pero he estado congestionada y si abro la ventana quizá el aire frío del primer día del otoño me haga volver a estar congestionada y con la garganta resentida y de nuevo volveré a angustiarme pensando que tengo este virus maldito que tiene parado a medio mundo.<br />
Ya casi parece una broma de mal gusto que hace dos semanas estaba con E. viendo una película apocalíptica y tomando unas cervezas. Parece absurdo y hasta un desafío innecesario que haya estado cantando una cumbia sobre el virus y que el estribillo se me haya pegado tanto que lo cantaba a voz en cuello desde la ventana del auto de mi hermana. Y ahora todos estamos cada uno en su casa: mi hermana, mis padres, yo y no me quedan ganas de cantar más nada, mucho menos esa cumbia. Casi parece mentira que una semana después de haber visto "Contagion", E. y yo hayamos ido al mercado a alcanzar los últimos (literalmente) alcoholes en gel y papeles higiénicos que quedaban, y que yo me haya provisto de una dotación de "chuches" (que lamentablemente comimos demasiado rápido), fideos, atunes y otros no perecibles. Y ahora estamos los dos cagados de miedo cada uno en su cuarentena casera.<br />
Aún faltan 10 días. La regla me ha venido hoy, tengo para la mitad de lo que falta con dolores y sensibilidades desbordadas. No sé qué pasará en estos 10 días, no sé si podré soportar las noticias, los comentarios las redes. No sé si podré soportar estar lejos de mis padres, de mis amigos, de mi familia. No sé si podré cocinar... No sé si tenga que salir a comprar víveres. No sé si el virus me encuentre en la calle. Solo sé que ahora tengo mucho miedo y mucha incertidumbre. Solo puedo pensar que cuando haya pasado todo esto (¿cuándo pasará?), leeré lo que he escrito, leeré en el recuerdo los estados de mi Facebook y será algo para la anécdota. Ojalá, ojalá lo sea.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-34913619970894086692019-12-06T13:20:00.000-05:002020-03-20T00:53:06.628-05:00He dejado de escribir aquí muchos meses, lo sé. Tal vez porque la vida me ha ido muy rápido. Tal vez porque se supone que debería de ocuparme de otras cosas y no de escribir cojudeces.<br />
Acabo de tomar dos vasos de pisco mientras termino de corregir exámenes de mis alumnos. Mi esposo me mira raro, cree que es el estrés. En realidad es el estrés, pero también es que ayer te he vuelto a ver después de muchísimo tiempo. No nos hemos puesto de acuerdo en cuántos años han pasado, pero sabemos que han sido más que diez. Creo que iré por el tercer vaso y seguiré corrigiendo mientras la chica que trabaja en mi casa me pregunta cosas sobre la ropa y la cocina. Mientras mi esposo sale de casa y se va a trabajar y yo escribo. Con la intención de que la escritura, como siempre, me salve, aquiete mi corazón y me permita continuar el día sin hacer ninguna estupidez. Mientras la música de Sabina, Héroes, Perales y todo mi mix de idioteces cursis pasa por mi celular. Mientras entre que me animo y me desanimo pongo notas más o menos altas según las canciones que pasan y mi humor. Según me voy acordando de ti y de ayer.<br />
Tercer vaso de chilcano, intenté con wisky, pero no me gustó. Siempre tengo el bar bien surtido.<br />
En verdad no sé bien qué me inquieta. Quizá la desconexión en cierto plano con mi chico. Quizá la conexión en otros planos contigo. Quizá la tonelada de trabajo que no acabo. Quizá todo... Yo tengo una moral rara. Pero dentro de esa moral, sé que he hecho mal en verte de alguna forma, aunque nada haya pasado. Sé que he hecho mal porque le he mentido a mi chico, y mentir me ha dado remordimiento. Culpa. Verdadera culpa católica en todo mi ser. Me di cuenta que jamás en casi quince años le había mentido. Alguna vez en mi vida he sido una buena mentirosa, he sido la mejor. Pero ahora acabo de comprobar que no podía volver a serlo.<br />
Este tercer trago me ha dado más tranquilidad y claridad. No es el trago, es escribir. Eso me salva, me reconcilia, me recompone. Escribir me aquieta el corazón. Siempre ha sido así. Escribir me va a permitir no escribirte a ti. No lanzar mi mierda bienintencionada y poética con ventilador. Si hay algo que aprendí contigo es que uno debe hacerse responsable de sus palabras. No voy a comer el mismo error y hablar y escribir lo que debo guardar para mí. Pero solo quiero dejar constancia de que es inevitable no sentir algo al verte. No sé, para mí tú (y la yo que soy contigo) es el símbolo de tantas cosas: de mis 20 años, del coqueteo, del amor, de la intensidad, de esa yo bonita que soy cuando me pongo chévere e intensa. Esa yo que no puedo ser a mis 38 años, con mi marido, en el día a día, con mis alumnos. Quisiera ser esa yo de nuevo, pero como te decía ayer la vida te pasa de largo. La vida me ha pasado de largo y a veces no puedo dejar de sonar como una pobre niña clasemediera con suerte. Como una pobre mujer que se casó con palma y corona. Como una tonta que aún corre para ir por sus sueños.<br />
De todos modos, es bonito recordar. Es bonito volver a reencontrarte con quien fuiste. Es bonito reencontrarte con quien quisiste. Gracias por eso.<br />
Ahora me toca terminar de corregir, acabar el último vaso de pisco (está empezando a dolerme la cabeza), vestirme, arreglarme, salir al mundo y descansar mi corazón. Solo te diré buenas noches, nada más.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-61103681734151123602019-08-28T18:55:00.002-05:002023-02-26T23:35:30.029-05:00El agradecimientoMe siento contenta y afortunadamente (sí, me da un poco de miedo escribirlo). Es una increíble fortuna poder acomodarme para hacer todo lo que tengo pendiente e ir avanzando poco a poco. Es afortunadísimo tener quién me acompañe a ver la película de cine que estaba esperando (y que hasta estaba dispuesta a ver sola) y mas aún tener dinero para comprar la entrada, ir a comer algo antes y encima comprar cancha.<br />
En verdad, me siento muy agradecida. En este momento en especial por lo material, o sea, en general no solo por lo material. Tengo agradecimientos más profundos y hermosos: que mis padres estén vivos y bien de salud, que estén conmigo, que pueda engreírlos, tener trabajo y encima uno que me gusta mucho, tener reconocimiento en el trabajo (que es algo maravilloso que no siempre pasa), tener un chico lindo que me quiere y me engríe y se preocupa por mí. Tengo miles de cosas así que agradecer... son demasiadas. Siento que la vida está siendo en extremo generosa conmigo y sí, me da un poco de miedo decirlo (escribirlo), pero no lo hago con soberbia, sino con mucha humildad, regocijo y agradecimiento por todo ello. Por eso decía que me sentía agradecida por lo material, porque además de todo lo maravilloso que acabo de mencionar (sobre todo lo de mis padres), que alcanza y sobra para tener una vida bastante feliz y agradecida, tener la posibilidad de que matarme chambeando todo el día me retribuya en algo material que me permite tener otras felicidades y dar otras alegrías a los que quiero es en realidad muchísimo. La vida me tiene reflexionando últimamente en eso: en lo infinitamente agradecida que tengo que estar por (además de cubrir mis necesidades básicas y todo ello) poder comprar una entrada al cine, una cena, un taxi. Quizá pueda sonar un poco bobo, no sé. Creo que en realidad no lo es. Creo más bien que estas son cosas tan cotidianas que uno se olvida de agradecer. Yo vengo recordándolo mucho últimamente y me siento bien con eso.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-6139352546523589572019-08-21T10:46:00.005-05:002024-02-27T20:23:53.038-05:00Las maníasAyer cogí una pinza y me arranqué un pequeño lunar que me había crecido debajo del ojo. No soy estúpida, sé que esto no está bien. Sé que arrancarse algo de la cara con una pinza sin esterilizar puede llevarme a tener una infección y cosas más terribles. Pero no puedo... Mi cara y yo no íbamos a estar tranquilas con ese cuerpo extraño.<br />
Hace poco más de una semana también me arranque una pequeño grano encapsulado que tenía en la frente. Estaba junto en el medio, si hubiera sido rojo habría parecido una hindú. La primera vez que me salió ese grano pensé: "Sería terrible si se quedara allí" y mis palabras me llevaron al diablo porque se quedó allí por meses. El otro día no aguanté: lo arranqué. Incluso cogí una especie de aguja y me arranque una pequeña costra que estaba por debajo de la primera capa de piel. Sangró regularmente. Al día siguiente, tenía una costra en medio de la frente. Tuve mucho que hacer y no me preocupé de maquillarla. La llevé en la frente como un recordatorio de mis manías y mi estupidez, pero estuve tan ocupada que no le hice ni caso. Como iba a ver a mi madre al día siguiente tuve que usar el maquillaje y casi se disimuló el asunto.<br />
Desde chica me es muy difícil dejar una herida sanar. Cuando en mi primera juventud aprendí a hacerlo, mi piel empezó a jugarme malas pasadas. Las ronchas se me quedaban en la piel como manchas o a veces la piel las encapsulaba y se volvían pelotitas pequeñas. Una vez me quitaron una quirúrgicamente, no quería que se viera con la ropa de baño. Mi piel hizo una reacción terrible al esparadrapo antialérgico y ahora tengo dos manchas: la de la alergia y la de la pelotita extirpada.<br />
<br />Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-14866952945664703712019-07-24T10:30:00.000-05:002019-08-21T10:36:53.526-05:00La felicidad y el miedoSiempre me ha dado miedo decir que estoy feliz, que siento que lo tengo todo (o por lo menos que lo que tengo está más o menos en orden). Siento una especie de culpa católica. Una especie de fatalidad que inevitablemente va a llegar a destruir mi felicidad, casi como si el declarar la felicidad fuera un pecado, una ostentación y el universo inmediatamente fuera a hacer algo para arrebatarte eso, para hacerte sentir incompleto, desequilibrado y triste de nuevo.<br />
Me ha pasado antes. Haber pensado que soy feliz, agradecer lo que tengo y haberlo perdido todo en el momento, casi como un recordatorio de que es una osadía declarar tu felicidad.<br />
Ahora acabo de escribir que me siento feliz: con mucho miedo, con mucho reparo, pensando que tal vez el solo hecho de la escritura me pueda predisponer a caer en el vacío. Pero lo he hecho desde la fe, desde una profunda y estúpida fe que ha llevado a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. He escrito eso con la convicción de que no solo debo usar la escritura para recordar las cosas tristes, lo terrible, lo intenso, lo que me carcome, sino también para dejar testimonio de la alegría, por qué no de esta manera mi mantra personal funcionará y atraeré la alegría para siempre como antes (con la escritura) he logrado exorcizar el dolor.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-79796303385957135412019-06-06T21:07:00.003-05:002023-02-26T23:36:40.775-05:00El amor después del amorA pesar de que en esta etapa de mi vida la cama no lo uso ni para dormir, me siento muy unida a mi esposo. Siento que me ha dado un especie de segundo enamoramiento, más candoroso, más amable, más pacífico, pero también bastante real.<br />
Yo me enamoré de él porque era guapo y alto e interesante, y parecía estar profundamente interesado en mí. Me enamoré de él porque me habló en serio (me floreo) y yo malacostumbradamente desatendida caí. Me enamoré de él porque hablábamos el mismo lenguaje, queríamos casi las mismas cosas y teníamos valores parecidos, familias parecidas, actividades parecidas. Me enamoré de él porque lo veía fuerte y seguro y lucía bien en ropa formal. Luego, me enamoré de él porque sabía hacer el amor mejor que nadie. Más adelante lo hice porque me cocinaba las cosas que veía en los programas de cocina.<br />Y ahora, luego de algunos años de matrimonio, creo que me vuelvo a enamorar de él en las cosas del cotidiano, cuando lo veo destapar una botella de vino en una reunión, alcanzarle algo a mi padre, bailar conmigo en el medio de la pista en una reunión familiar. El amor toma tantas formas, es tan complejo y tan hermoso. Creo que me enamoro de él cuando me doy cuenta de que efectivamente en sus brazos puedo sostenerme para bien y para mal. Y por supuesto también cuando lo sorprendo dándome un beso mientras estoy dormida o cuando se ofrece a limpiarme la casa y dejarme dormir o cuando me sorprende, ah... la permanente sorpresa en la que nos mantenemos. Este amor, que es el amor después del amor, de ese amor que teníamos antes y que es un nuevo amor, me sorprende y me descubre nuevas cosas. Me gusta.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-17853984114578838982019-04-19T20:49:00.003-05:002023-02-26T23:53:35.701-05:00Mi esposo y su papá son iguales<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Mi esposo y
su papá son iguales. Lo descubrí un día en que escuche la risa de mi suegro,
medio cachasienta, aguda, divertida y reconocí que es la misma risa de César.
Igual: mismos decibeles, misma ironía, misma sinfonía entrecortada. Desde
entonces los observo de vez en cuando.César acercándose y colocando la manguera en la misma posición. Mi suegro ayer en una
conversación casual <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>haciendo chistes cachasientos
y al rato pasando a darnos una clase de ingeniería genética, mutación de virus
y uso de cultivos. Igual que César, que la mayor parte del tiempo es un alma
libre, lúdica, simple, que dice locuras y hace bromas bastante básicas, pero
que de pronto, cuando le preguntas por un libro o por algún dato de la coyuntura
actual puede iluminar todo un cuarto con su sabiduría. Son iguales. Igual de
humildes con lo que saben y lo que tienen. Igual de sencillos en su ropa, en su
andar, en sus lentes, en sus gestos. Son realmente iguales, pese a que son tan
diferentes. Mi suegro: tan expansivo, tan alegre, tan coquetón, tan bailarín,
tan alma de la fiesta, tan dispuesto a desvelarse y continuar la rumba o
armarla. César: tan discreto, tan perfil bajo, tan “me levanto temprano y me
voy a dormir temprano”, tan “no bailo”, “no bebo”. A pesar de eso, son iguales.
Son iguales ahora mismo mientras ven televisión a pocos metros de mí con las
manos en la cabeza. Me gusta mirarlos y re-conocerlos.<o:p></o:p></span></div>
<br />Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-44739986088806053352019-04-10T17:23:00.001-05:002023-02-26T23:39:12.542-05:00InseguridadNo sé en qué momento me volví una persona tan insegura. Quizá siempre lo he sido. Quizá eso va de la mano con mi antiguo miedo a la frustración. Lo único que sé es que ahora siento y me reconozco como una persona insegura (y además ansiosa). A veces me es tan difícil no recibir noticias pensando siempre que todo va a salir mal. Ahora estoy esperando para una reunión y mi primer pensamiento es que todo irá mal. Siempre pienso que todo irá mal. Necesito "pararme", calmarme a mí misma, pero no sé cómo.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-7025612040485406372019-03-29T10:07:00.004-05:002023-02-26T23:38:36.416-05:00Aún sigo vivaMeses de cambios, de mucho trabajo, de inseguridades, de ir ganando nuevas confianzas poco a poco. No sé qué pasará por estos días ni cómo asumiré los nuevos retos que viene, pero allí estoy... luchándola.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-83408418829473864842019-01-12T12:53:00.003-05:002019-01-12T12:53:44.891-05:00The revenantSiento que la vida está regresando a mi. Es como si estuviera brotando no sé desde dónde, desde algún lugar de mi interior donde estaba dormida, aporreada, constreñida. Y ahora brota y de nuevo me siento yo otra vez. De nuevo quiero hacer y deshacer cosas. De nuevo quiero levantarme todas las mañanas y salir a conquistar el mundo. De nuevo quiero hacer, tomar acción, no dejarme llevar como lo he hecho por casi un año. De nuevo quiero ser feliz.<br />
<br />
Sé que aún tengo muchas cosas en qué pensar, decisiones que tomar; sé que se viene un año igual o mucho más fuerte y retador, pero aquí estoy, bitch; aquí estoy, vida, dispuesta a tomar acción, a encargarme de mí misma como nunca lo he hecho, ya no me voy a dejar llevar, voy a decidir.<br />
<br />
Tengo fe, tengo esperanza, me estoy apostando a mí misma y creo que eso es muy importante y empieza a ser todo para mí.<br />
<br />
Empezamos bien, 2019.<br />
<br />
Todo va a ir bien.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-47383551932174168912018-12-21T11:37:00.001-05:002018-12-21T11:37:05.388-05:00Carta<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Querida Sandra de 20 años:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Después de haber pasado bastante tiempo echándote la culpa de mis líos
amorosos y carencias, hoy quiero abrazarte. Me ha costado mucho darme cuenta de
que ha sido una estupidez culparte. Para la Sandra de 37 años es muy fácil
calificarte como una cojuda. En realidad, la cojuda es ella. No ha sido justa
contigo ni con tu historia, la Sandra de 37 ya ha aprendido algunas lecciones,
y es muy fácil juzgar desde su posición. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Quiero decirte que sé que hiciste lo
mejor que pudiste con las herramientas que tenías. No puedo culparte por ser romántica,
noble y buena, por amar y desear que te amen aunque sea un poco y luchar para
conseguirlo. Muchos años después, en el futuro, vas a aprender que el amor no
es una lucha, pero para eso aún falta bastante. Así que mientras llega ese
momento quiero abrazarte, y también quiero perdonarte, aunque la Sandra de
37 no tiene nada que perdonarte, pero sabe que tú no te has perdonado muchos
errores, así que ahora lo va a hacer por ti. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Te abraza
fuerte<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La Sandra de 37 años<o:p></o:p></span></div>
<br />Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-758290677742524672018-11-25T18:22:00.003-05:002018-11-25T18:22:32.090-05:00Cambios<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Tengo 37 años (pero sigo detenida en
los 25). Estoy casada hace dos años. No uso el aro, solo en muy pocas ocasiones. </span><span style="font-size: 14pt;">Hasta
ahora he tenido suerte en casi todo, salvo porque tengo media
tiroides y dos pequeños tumores (afortunadamente buenos) que siempre me resisto
a estudiarme. Sin embargo, hace poco volví a los doctores, volví a las
pastillas. Y también quiero volver a escribir, porque todo lo que me gustaba se me escapa y hay muchas cosas a las que no
sé cómo hacerles sitio entre mi depa nuevo, mis plantas, mi familia, el Netflix
y mis ganas de ordenarlo todo, como si eso pudiera darme un poco el control que
he perdido.</span></div>
<br />Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-36301143202190400042018-10-25T23:41:00.001-05:002018-10-25T23:41:17.084-05:00Mi gran capacidadEn estos días me sorprendo de mi capacidad de poder seguir con mi vida y con mis cosas. A pesar de todo lo que me está pasando, de ese duro golpe del que hablaba, el otro día me sequé las lágrimas a manotazos, me sorbí los mocos y llegué a dar una clase que creo que salió muy bien. Hoy, después de otro duro golpe del mismo tipo y por la misma circunstancia, tuve que ir a una ceremonia y para suplir a alguien sentarme en una mesa y dar un discurso, sin papel, así en el acto. No sé cómo pude alejar un momento de mi cabeza todos los números malos de las pruebas médicas, todas las puertas que se me iban cerrando. Me paré en el podio y hable, miré a la luz que venía de los reflectores y hablé bien, inspirada, tranquila. Las autoridades me felicitaron después, me sentí calma, en paz. Cuando salí me regresó a medias la cara de velorio y el dolor del golpe, necesité tomar el teléfono todo el trayecto del taxi de camino a casa para sentirme acompañada y abrigada por las palabras de un buen amigo. Fue bueno, fue reconfortante. <div>
Para algunas cosas es bueno tener 37 años. Haber pasado por varias cosas. Tener experiencias. Tener fuerza. Ya no tirarse a la cama al primer golpe. Seguir y poder incluso pararte en frente de un público y que parezca que toda va bien. Creo que soy fuerte eso me hace tener fe en mí misma. </div>
Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-16697505038160737042018-10-22T22:46:00.001-05:002018-10-22T22:46:27.628-05:00GolpesEste octubre ha sido un mes duro, muy duro. He recibido una noticia-bomba. No me lo esperaba. En realidad nunca lo consideré una posibilidad. Me siento muy mal. Funciono, pero no sé si funciono. Estoy mal, pero no sé si debería estar peor. No sé...<br />
<br />
Me he dado cuenta que todo lo que veía como una posibilidad y consideraba como algo a lo que podía acceder en algún momento, en realidad, ya no es una posibilidad tan segura para mí. Mejor dicho: será una posibilidad difícil, llena de un camino difícil. Y yo me siento... mierda... me siento, confundida. Esa es la mejor palabra para describirlo. Este golpe no me deja en el piso, pelearé, como antes lo he hecho, pero antes necesito botar toda mi mierda, toda mi envidia, todas mis malas ideas y seguir.<br />
<br />
No sé, quizá soy muy inconsciente. Quizá soy demasiado positiva. No sé... Necesito recuperarme y seguir. El golpe pasará y yo seguiré y todo seguirá...Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-55287931378141355392018-10-04T17:17:00.002-05:002018-10-04T17:17:53.405-05:00Las pocas ganas de mejorarMe indigna mucho que la gente persista en el mismo error y no tenga ganas de mejorar. Eso es horrible y estúpido. La única explicación que puedo darle a que alguien repita su mismo error mil veces pese a que se lo hayan hecho ver es la indiferencia. “Como me cago en mis errores voy a seguir haciendo lo mismo, porque yo creo que está bien” o “No me interesa lo que tengas qué decir sobre mis errores, por eso ni te escucho o si te escucho, luego se me olvida, porque no me interesa demasiado enmendarme”. Estoy viendo esto ahora en un tema de trabajo, pero da igual, se aplica a todas las personas en todos los campos de la vida”. Como realmente me llega este tipo de gente, diré como los españoles: “que se vayan a dar por culo”.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-17318479356741807812018-09-26T23:28:00.002-05:002018-09-26T23:28:52.004-05:00El llantoHe llorado todo el día. No sé por qué exactamente. He visto varias películas: todas me han hecho a llorar, desde la mañana a la noche. No eran particularmente conmovedoras o lacrimógenas, pero yo no he podido reprimir el llanto. No ha sido como cuando veía algo y tímidamente me salía un lagrimón y aprovechaba para dar rienda suelta al llanto largo y tendido: lloraba porque nunca podía hacerlo y aprovechada cualquier ocasión para profundizar en las lágrimas. Ahora, más bien, trato de reprimirlo: lloro por todo. Es algo incontenible, no puedo dejar de hacerlo. Mi llanto resulta a veces demasiado ridículo. No sé por qué lloro, no sé por qué todo me conmueve. Parece que desde hace algún tiempo (demasiado tiempo ya) tuviera las emociones a flor de piel y todo me toca, más bien todo me desgarra. No quiero acabar con los ojos ridículamente hinchados por ver una película de locos chinos millonarios donde hay bonitas propuestas de amor o por ver una escena de discriminación a una discapacitada donde ella se defiende empoderadamente. No tienen sentido mis lágrimas. Tal vez lloro porque me apena ver todo aquello que no tengo (románticas propuestas de amor, valor para mandar a los que me maltratan al diablo). No sé... tal vez, como en mi antigua estrategia, el llanto se ha convertido en una especie de catarsis silenciosa que se asoma para compensarme por todo lo que no he podido llorar, solo que ahora esta no es voluntaria, solo que ahora tengo algo que me llora por dentro y sale, sale, y sale, para que yo no me quiebre, para que pueda funcionar todos los días y en el mundo real.<br />
Quisiera volver a ser un poco como antes: la chica que no lloraba, la que no dejaba paso a la conmoción. Quisiera ser un poco más dura, hacer que cesen las lágrimas, poder ver una película sin sentirme ridícula.<br />
Me siento un poco triste, no porque realmente lo esté, no porque tenga un motivo sólido, sino porque en algunos momentos no me entiendo. Escribo para entenderme, pero esta vez no logro hacerlo del todo o no quiero profundizar en ello: ya he aprendido que no debo abrir heridas que no voy a poder cerrar. Y aquí me ha pasado eso, debo haber abierto una puerta en algún momento que ahora no puedo cerrar. Y no sé... me he servido un wisky con cranberri (he estado tomando mucho wisky en estos días, me siento mayor) para palear esta sensación rara, este no sé que y pasar a otro plano, mañana será otro días, espero que sin lágrimas.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-33387800.post-29769642422124700432018-09-05T13:14:00.002-05:002018-09-05T13:14:17.940-05:00El dolorEs extraño cómo nos acostumbramos al dolor. Por estos días entre un tema médico y lo que significa no tenerlo, lo extraño. Extraño que me duela, que me haga querer rasguñar las paredes, clavarme las uñas en las palmas de las manos. Extraño ese dolor. Casi estaba tan acostumbrada a tenerlo que cuando no ha ocurrido he dejado de tomar pastillas para volver a sentirlo, para saber que aún está allí (y todo lo que eso implica biológicamente). Es casi como si quisiera castigarme por no tenerlo.<br />
<br />
Extraño mi dolor, por mucho tiempo lo odie y luché contra él, pero ahora lo necesito para saber que todo está bien conmigo, con mi cuerpo. Extraño la costumbre del dolor. Ojalá y ahora apareciera y me tumbara y me inundara y me dejara en cama, con ganas de tomar mil pastillas. Si viniera el dolor se iría la preocupación y sabría que nada malo está pasando conmigo, que todo está bien, que todo es como siempre, que mi cuerpo no está cambiando, envejeciendo, mutando. Qué paradoja, me duele el dolor que no tengo.Sandra Texeirahttp://www.blogger.com/profile/07274805133810345367noreply@blogger.com0