En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 28 de enero de 2013

Una serie de eventos desafortunados

El año no ha empezado bien para mí. El anterior tampoco terminó bien. Han sido una serie de eventos desafortunados, de malas saludes, mejor dicho, que han afectado mi casa. Lo único bueno es mi propia buena salud. Los buenos resultados de los exámenes, la reducción de mis males, las bajas cifras de los análisis, la tranquilidad que seguramente se llevará un poco de mi mala racha. Pero aún así todo lo demás está mal. Todos los procesos vienen siendo doloroso. Y yo me siento insegura, sin piso, dudosa, me siento mal, me siento sin fuerzas, sin ganas, agotada, pero agotada del alma. Nuevamente me doy cuenta de lo importante que es la salud, de lo importante que es estar físicamente bien. Y nuevamente tengo espacio y momentos que me hacen preguntarme por el dolor, por el dolor físico, ese dolor que no te deja tranquila. No es por mi propio dolor, que en realidad casi no tengo, hasta el dolor mensual me ha ido dejando poco a poco y es casi nulo. Es por el dolor de las personas que quiero y por mi propio dolor y angustia al verlos sufrir.
Bueno, quizá así sea a veces, quizá hayan burbujas que tengan que reventarse o vasos que tengan que rebalsar de su límite. Y quizás a veces esas crisis sean buenas para avanzar, para estar mejor. Pero cómo me joden las crisis. Nunca he sabido como actuar después de una.