El poder curador de la palabra
Siempre le he tenido fe a las palabras. Creo que ellas lo hacen y lo deshacen todo.
Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.
Siempre le he tenido fe a las palabras. Creo que ellas lo hacen y lo deshacen todo.
En estos tiempos mis alegrías son pocas: comprar zapatos, blusas, polos o sacos, es lo que más me alegra. Ver a mis amigos, pero tampoco eso me alegra mucho, los pocos y buenos amigos que tengo saben que estoy mal y me lo van a preguntar, me van a dar ánimos, fuerzas, razones, o me van a exigir que hable, que diga cosas o que por lo menos me atienda un poco y arregle las cosas conmigo. Mis pocos y buenos amigos me van a decir teorías sobre pq estoy así: teorías buenas, malas, locas, psicoanalíticas, pastrulas, verdaderas... Todas con algo de verdad, algo de mentira, todas con cosas que no quiero escuchar...
Pocas cosas en la vida me hacen tan feliz como reunirme con K y J. Una laaaarga semana, el stress de la mala vibra, el dolor de cabeza, la casa empolvada, todo todo puede olvidarse cuando paso una tarde con K y J. Y pocas cosas me han tan feliz como pasar horas riendo, filosofando o viendo una película con ellos. Porque como siempre he dicho los amigos son la familia que tú escoges y K y J son mis hermanos del corazón; y no miento si digo que yo me encontré un poco en esta vida cuando los encontré a ellos. Cuando empezamos a andar por las calles de Miraflores o sentarnos en las bancas del parque a conversar sobre nuestras vidas, a jugar a parar a los carros o a inventar personajes extraños. No miento si digo que mis amigos (K y J, sobre todo) son una de las mejores cosas que tengo en mi vida y son responsables de buena parte de mi felicidad. Porque con ellos siempre puedo ser yo misma, siempre puedo reírme mucho, hacer todos los ridículos del mundo, abrir mi corazón, llorar todo lo que quiera, quejarme, engreírme, robarme la canchita de una banca del cine, pintarme los labios de azul y sé que ellos siempre verán más allá de todo eso o verán el detalle de las cosas, y en ellos siempre tendré, una sonrisa, una mano, una oreja, un postrecito o lo que sea que necesite para hacerle frente a los males de este mundo. Porque con ellos puedo ser mala, tonta, loca y seguir siendo siempre yo misma. Porque mis amigos son parte de lo mejor de mi y sin duda K y J son de los mejores amigos que puede haber en el mundo y nunca encontraré las palabras suficientes para decir que los quiero con todo el corazón.