En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Este año...

he tirado menos que en toda mi vida junta y por momentos he tenido ganas y por momentos no (yo, que nunca dejo de tener ganas). He pasado 7 meses en terapia (como en el libro de Pollarolo "2 veces por semana"). He descubierto dolores que nisiquiera sabía que dolían y temores que nisiquiera sabía que tenía.
El karma ha venido fuerte y me ha devuelto las peores cosas que he hecho (solo ahora qu me han pasado a mi me doy cuenta que son las peores).
En el trabajo y en el banco no me ha ido nada mal (cómo es la vida de irónica era lo único que no tenía claro el año pasado).
He cambiado por completo mis certezas: mi fe, mi amor y toda mi devoción de santa ya no están en la relación que desde hace tres años tengo con un chico (en realidad es solo un chico, no un hombre que a veces viste de sport, pero casi siempre como si trabajara en una oficina), y que ahora sí no sé donde va a parar. Sin embargo mi certeza ya no está allí ni mi fe y confianza total en él, por la simple y llana razón de que yo ya no sé si debo poner mi confianza, fe y razón en alguien. Ahora mis certezas son diferentes: que quiero a mi familia (pero a veces no soporto estar demasiado tiempo con ellos), que quiero a mis amigos y sé que ellos no me van a abandonar y que siempre estarán cuando los necesite, que siempre puedo conseguir mejores cosas en la vida, que pase lo que pase voy a estar bien y que nunca voy a dejar de escribir (aunque sea en este blog una vez por mes).
A las 12 de la noche trataré de no creeer mucho en las cábalas (aunque en todos los año pasados me han dado la razón), llevaré dinero en los bolsillos y una truza roja (dicen que para el amor). Y aunque mi polo tiene pintas amarillas me dará igual si como o no las uvas. Les deseo a todos ustedes lo mismo que quiero para mi, lo mismo que estoy buscando: paz, tranquilidad, buen amor de todos lados, un trabajo que ames tanto que nunca sientas que es una tortura, éxitos a nivel profesional, cerrar círculos, tomar decisiones importantes que les permitan avanzar y que se cumplan todos sus deseos secretos, esos que no escriben, esos que nisiquiera a ti te los dices en voz alta. 

lunes, 13 de diciembre de 2010

Días de entrenamiento

Diciembre va a acabar y con él se ira uno de los años más extraños de mi vida. No podría decir que ha sido malo pero tampoco podría decirte que ha sido de los mejores.
Este año conocí la felicidad, la felicidad total, esa que te hace pensar que lo tienes todo en la vida. La tuve y la palpé aunque sea un momento y eso me da la certeza de saber que existe, pero también me trajo a la mente una antigua certeza: que la felicidad no es para mí.
Este ha sido un año de entrenamiento -como dice mi psicólogo-, de una preparación para empezar a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Y no ha sido fácil, ha sido muy duro. El trabajo, el novio pendejerete, la familia y los cambios, nunca me han gustado los cambios. Ha sido difícil tener que acostumbrarme a tantas cosas...
También ha sido un año de nuevos conocimientos, de pruebas. Antes tenía la certeza de que uno no se muere de amor, ahora tengo la certeza también de que puedo estar solo (y que oh, paradoja, nunca voy a estar sola). Si el año pasado fue un año para redescubrir a mi familia, este ha sido un año para descubrir a mi segunda familia: mis amigos, y darme cuenta que ellos me bastan y sobran para ser felices, que ellos hacen que todos mis días sean un poco mi cumpleaños, un poco Navidad, un poco el día de la mujer, un poco la maravilla.
El otro día hablaba con mi mamá sobre este año y ella se detuvo un momento -como quien evalua- sin saber decir si este había sido un año bueno para mí. Me miró y me dijo que este no había sido un año bueno, y yo le respondí que yo prefería verlo como "un año de crecimiento personal". Hace ya 24 meses que me repito que mi reto es crecer y creo que este año -aún si no tenía la intención de hacerlo- he tenido que crecer un poco a la fuerza.
He tenido que renunciar a muchas cosa, a ideas, a dogmas, a marcos. Me he tenido que probar a mi misma. Me he separado con dolor pero sin sentir que la vida se me iba, reacomodando mi espacio con naturalidad y hasta con belleza e ironía. Me he amistado con reticencia, con cólera, con dolor y ahora con una calma demasiado calmada que por momentos me aburre. Me he sentido tan tonta, tan absurda, tan estúpida. He querido correr, esconderme, salir al mundo, volverme una dictadora, jugar a ser mala, inventar teorías tontas. Al final he terminado donde debí haber estado hace mucho tiempo: buscando ayuda, y muchas cosas han salido de ese baúl con llave, cosas que nisiquiera sabía que existían, cosas que nisiquiera sabía si estaban mal.