En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 22 de agosto de 2008

Bipolaridades de sube y baja

Mi novio habla de mis cambios de humor, de "mis rabietas"-así es como las llama-, dice que las odia. Yo también las odio. Empiezo a pensar que ya no es el invierno sino yo. Pero qué puedo hacer, es verdad, se me estruja de vez en cuando el corazón y entre la felicidad y la tristeza escogo la tristeza y luego no puedo alejarla.
Mi novio habla de Karina Calmet y dice que está loca, yo me veo en el mismo espejo y pienso que no estoy tan loca como ella pero algo debo tener.
Me imagino si es algo químico. Si tal vez necesito una pastillita ja ja ja que haga que deje de estrujarseme el corazón cuando pasan cosas tan tontas como ver que te comes el último chocolate de la caja sin ofrecérmelo. Luego me miro en otro espejo y me digo: "No, Sandra, no es algo químico, no es el invierno, es tu puro y soberano engreimiento de niñita malcriada" y ya no me digo nada porque sino empieza a estrujarseme el corazón mientras escribo.
Mi novio es bueno, es tan bueno ese hombre, es buenísimo, es un pan de azúcar, pienso que tal vez no debería aguantarme, pienso que tal vez debería estar veraneando en el caribe con una chica hermosa abanicándole con una palma.
Mi novio no sabe como manejar mis cambios de humor y yo tampoco sé manejar su humor que me hace cambiar. Caigo en la cuenta de que nunca he estado acostumbrada a reirme demasiado. Siempre había conocido chicos bien grises, que se piensan todo con una tortura parecida a la que me infringo yo cuando pienso. Pero él es todo luz, por él la vida pasa y lo vive, y él vive, y la vida continúa con buena vibra. Yo a veces no puede dormir tranquila, por los sueños o por el insomnio. Yo a veces no puedo dejar en paz una pelea. Y él todo luz, debería comprarle un boleto al Caribe, insisto. Pero tampoco se salva demasiado: es hombre y tiene todos los manes y ademanes de los de su especie. Pero es un hombrecito bueno que aguanta mis sandradas, a veces sin entenderlas.
Yo no sé como dejar de hacer que se me estruje el corazón por la llamada de las once que no me hiciste o por las dos horas de tardanza o por el perrito que murió ayer, pero empiezo a pensar que es hora de crecer y no dejar que mi corazón estrujado me domine. Empiezo a pensar que debo dejar que me hinquen con agujas chinas para ver si por uno de esos huequitos se escapan imperceptiblemente mis miedos y mis absurdas melancolías. Creo que empezaré a pensar en cómo hacerlo sin la necesida de las agujas, les tengo cierto pavor.
Le pregunto a mi novio que quiere de mi, me responde: "que empieces a comportarte". Yo me siento una niñita malcriada que acaba de mancharse el vestido en una elegante cena de familia. Pero no dejo de pensar que tiene razón que debo empezar a comportarme y a crecer de paso, creo que acaba de descubrir que soy una niña y yo ya no puedo hacer nada para ocultarlo.
A pesar de todo mi novio sonrie y me dice que me quiere cada día más, yo empiezo a buscar la manera de comportarme y dejar que mis arranques hagan que yo me quiera cada día un poquito menos.