En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 28 de mayo de 2010

Tengo un maldito dolor de cabeza. Acabo de colgar el teléfono. He hablado contigo 6 minutos. En realidad quería que me dijeras que llamarías luego de tu compromiso. Es por eso que me he molestado o que me he puesto conflictiva. Al final no ha pasado nada. No hemos peleado más. Solo hemos tenido "un vache" como dice últimamente. "Tenemos una comunicación llena de baches", dice. Yo también he ensayado una frasde: "no he vuelto a escribir sobre nuestra cama".
Tengo un maldito dolor de cabeza. Debo haber empezado a somatizar. Miguel dice que uno no debe angustiarse por las cosas que uno no puede controlar. Miguel es sabio pero no tiene todas las respuestas.
Ayer estuve con dos de mis novios. Fui feliz. No me dolía la cabeza. También estuve con mi amiga Pot, fue chévere.
Por lo menos ahora no estoy angustiada. Pienso en llamarte de nuevo y me entra dolorcito en el corazón. No quiero que te molestes conmigo. No quiero tener dolorcito en el corazón. Quiero ser feliz.

martes, 25 de mayo de 2010

Miguel, hoy voy a hablarte de mí. Aunque me duela. Aunque hayan cosas que no quiero decir. Aunque hayan puntos que aún no hemos tocado porque es más fácil y conveniente para mí.
Hoy voy a contarte cosas de mi vida que no he dicho antes todas juntas y en las mismas oraciones, en el mismo espacio. Voy a poner en palabras eso que me asusta. Sé que es algo que tengo que hacer.
Quizá me gane un abrazo o una galletita (psicológica) o un tissue (muchos tissues). Quizá me gane una salida, una pastillita mágica, una luz. Quizá solo sume un nuevo dolor, no lo sé. Pero hoy quiero hablarte de mí, lejos de Juancito, Pedrito o Julito. Quiero hablarte de mí en primera persona, como si yo fuera el centro de este universo.
Hoy quiero contarte, Miguel, porque no soy feliz y porque eso depende solo de mí.

sábado, 15 de mayo de 2010

Yo pude haber sido esa chica del vestido rojo, a la que tu madre le diera la receta secreta de los brownies. Pude haber seguido siendo la hermana de tu hermana, la que hubiera hecho esos viajes contigo. Yo pude haber sido esa chica que sonrie contigo en la foto del Facebook.

También pude haber sido la mamá de tu hija. La que se dejara querer mucho. A la que le ibas a tocar el piano. La que llevaras a tu casa para presetarle a tus papás como a ninguna otra antes. La que hubiera sido la ahijada putativa de tu ahijada. Pudimos haber sido felices en alguna dimensión paralela.


Yo pude haber sido tu novia hace poquito. Pude haberte dado un beso más, un arrumaco más, una noche entera Pude haber cerrado ese nuestro círculo vicioso. Pude haberte dicho que sí y casarme contigo y aceptar ese anillo lindo. Pudimos haber sido felices y haber vivido en miles de lugares, con miles de viajes y puertos en donde encallar.


Yo pude haber sido esa chica, la chica de ustedes, la que todos creían que era realmente especial y linda. Yo puede haber sido aquella mujer "que no había mejor". Sin embargo elegí estas ojeras, estos kilos de más, este desvelo, las citas con el psicólogo, las peleas diarias por teléfono, la espera, la mentira y la aceptación. No digo que te elegí a ti porque aún no lo he decidido, pero elegí esto. Definitivametne seria más bonito haber sido la chica del vestido rojo, la mamá de tu hija, la mujer de las canciones, tu novia de refugio, tu chica especial, tu compañera de viaje. Definitivamente hubiera sido mejor haber aprendido a quedarme con los chicos que me querían más y no con los que yo más quería.


Es viernes, es de noche, sigo teniendo grandes ojeras. He elegido las peleas de la mañana, la necesidad, la falta, la comida grasosa, esta ausencia tan fea, la computadora. Te he elegido para ser infeliz con la pequeña convicción de que luego de ese impase pueda alcanzar algo de felicidad o quizá toda la felicidad del mundo, no sé que saldrá de esta paradoja solo espero que algo bueno.

miércoles, 12 de mayo de 2010

El consejo del amigo sabio

...Haz como me dijo mi dentista ayer cuando le conté que me dolía.
Me miró muy tranquila y expresó:

—Evalúalo tú mismo. Y si te duele mucho, nos avisas para colocarte un desensibilizante.

martes, 11 de mayo de 2010

Tengo cierto placer malsano al ver que la gente cree que soy medio cojuda o demasiado buena. Eso me permite hacer muchas cosas sin que la gente siquiera sospeche de mi. Eso me ha permitido ser mala, ser infiel y dar cachetas con guantes blancos. En realidad son pequeñas victoria pírricas la vengaza no se completa si la persona no se siente afectada, pero al menos te ayuda a sentirte menos boba cuando te hacen algo a ti.
Yo ya no quería ser así, quería ser buena chica, ahora no sé, quizá no valga la pena ser buena. Quizá es mejor ser un poco pendeja, así las cosas ya no te duelen.
No sé, llevo pensando en esa idea varios días y aún no he decidido qué haré. Parece que ya nada puede ser bueno y limpio. Quizá nada puede serlo en mi vida, prefiero quedarme con un poco de mierda entonces supongo que así no duele tanto. Ya se verá.

viernes, 7 de mayo de 2010

El sol no regresa

Yo no bebo tequila, no usualmente, pero me niego a estar aquí tirada esperando a ver si el teléfono suena o a ver si tú o a ver si yo...
En realidad todo está bien, yo soy la que he elegido verte y que todo este mal. (Porque estar un poquito cerca a ti es ahora sinónimo de estar un poquito mal, pero así he querido yo).
Así que me voy a tomar algo con gente guapa y linda (he estado saliendo mucho a tomar algo con gente guapa y linda, últimamente).
Claro, igual el sol no regresa (no del todo). Claro, igual pensaré en ti. Pero en realidad estoy bien. Tú no eres mi brazo, no eres mi ojo, no eres mi motor. Tú no puedes paralizarme, yo eligo hacerlo a veces no sé porque.



El sol no regresa

Hace dias perdí en alguna cantina
la mitad de mi alma más el quince de propina.
No es que sea el alcochol la mejor medicina
pero ayuda a olvidar cuando no ves la salida.

Hoy te intento contar que todo va bien aunque no te lo creas
aunque a estas alturas un último esfuerzo no valga la pena.
Hoy los buenos recuerdos se caen por las escaleras
y tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa.

Sueños de habitacion de un hotel de carretera
y unas gotas de lluvia que guardan en esta maleta
ruedan por el colchón de mi cama ya desierta
es la mejor solucion para el dolor de cabeza.

Hoy te intento contar que todo va bien aunque no te lo creas
aunque a estas alturas un último esfuerzo no valga la pena.
Hoy los buenos recuerdos se caen por las escaleras
y tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa
y tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa
y tras varios tequilas las nubes se van pero el sol no regresa.

domingo, 2 de mayo de 2010

Decisiones

Está lloviendo. En Lima el clima sigue estando loco. Tanto o más que yo. Me encuentro como hace casi 6 años: en este estado de tener que decidir. Nunca me ha gustado tomar decisiones. Sé bien que es lo correcto, lo óptimo, lo mejor, incluso lo que yo quiero. Pero he decidido dejarme llevar por la estupidez. Tengo tanto miedo: de quedarme sola, de volver a contruir, de no poder pasar por este trance, de finalmente ir detrás de ti como una boba.


Está lloviendo. Hace muchos días que no lloro, solo tengo conversaciones acaloradas donde me pongo sensible y se me hace un nudo en la garganta y termino soltando dos que tres lagrimitas. Tú te conmueves, creo, pero yo no quiero conmoverte, no quiero que llores, no quiero que me pidas, solo quiero que hagas una suma de actos hermosos e imposibles.


No es verdad que me quieres. Es verda que yo te quiero, pero no es verdad que todo podrá estar bien. Me quiere mal, quizá no sabes querer de otra forma. Haces que piense que es necesario volver a ser mala para estar contigo y yo no quiero ser mala.


Debo decidir dejarte para siempre o joderme contigo quizá para un tiempo más corto que siempre pero igual de significativo. Debo decidir decirte adiós. Sé que esto acabará de todos modos irremediablemente -"irremediablemente" es la odiosa palabra que ha venido a isntaslarse en mi vida desde que me engañaste-. Sé que ya no vamos a ser felices, yo quiero pero no puedo, es demasiada carga, son demasiadas cosas. Incluso mi decición está tomada, pero igual, a pesar de esto, esperaré que el teléfono suene mañana y te constestaré y no sabré que decirte, solo esperaré que hagas un milagros, que digas las palabras correctas, que hagas cualquier cosa para justificar mi estupidez de no salir corriendo, de no dejarte de una vez y para siempre.


Debo irme, incluso por momentos quiero hacerlo, pero siento que aún no es el momento. Pero siento también que si me quedo tendré que recibir una suma de golpes que no merezco, una suma de golpes que debería evitarme, no sé porque no quiero hacerlo, no sé porque decido voluntariamente seguir metiendo el dedo en la herida. Te quiero, pero ya no puedo quererte bien y es preciso no quererte nunca más que a mi. No es verdad que no sepa el camino para salir de esto, es que no quiero tomarlo. Tengo miedo de tantas cosas. Miedo de que irme, aunque sea lo más correcto, no sea lo que me haga feliz a la larga. Miedo a que igual todo sea muy miserable para mi sin ti, incluso más de lo miserable que soy algo en este limbo contigo.


Bueno, algo debo haber cambiado, algo debo haber crecido si ya no lloro todos los días, ni quiero dormir 20 años, pero no he cambiado lo suficiente: sigo metiendome a la boca del lobo, sigo yendo detrás de las personas que me lastiman, sigo prendiendome a los teléfonos, sigo desesperándome, sigo sufriendo por quien no vale la pena. Algo he cambiado pero no lo necesario. La diferencia es que ahora estoy dispuesta a encargarme de eso. La diferencia es que aunque sea en estos 5 minutos de lucidez decido no prender el teléfono, decido no hacer nada (que por lo menos para mi ya es algo) y decido no engañarme a mi misma, me lo debo.


No sé que camino tome, pero sé sin duda que tengo que apostar por la felicidad, si aún me queda la retorcida idea de que pasado este mal tiempo apostar por ti es apostar por la felicidad a largo plazo, espero recoger suficientes argumentos que no me hagan cambiar de opinión. Si sigo pensando como hasta ahora -y con toda pena del mundo- que yo tb debería tirar tu "amor" al tacho de basura (como lo hicsite conmigo) entonces tendré que aprender a dejarnos ir, aunque me de pena, aunque tenga que guardar luto de nuevo, aunque el camino sea desconocido. Ya lo hice una vez antes, ¿por qué no podría hacerlo ahora?