La madre y la hermana, sean buenas o malas, cercanas o lejanas, amigas o enemigas son minas antipersonales. Que si tu chico es muy cercano a ellas entonces siempre serás la mujer –buena o mala mujer, eso no importa- que se los va a robar. Que si tu chico sale mucho contigo, que si te hace caso en todo, entonces es un pisado. Pobre de ti si no le caes bien a la mamá (la hermana dependiendo de los casos no es tan terrible), pero la madre, ay!, dios, la madre, ”madre solo hay una y a ti te encontré en la calle”. Primer paso inteligente: no chocar nunca con la santa y venerable madre. No ser demasiado patera pero si amable. Yo no sé ser hipócrita, por suerte nunca conocí a ninguna madre odiosa, una metiche (ay! la querida “Señora Will”, como la recuerdo), pero ninguna odiosa; y una hermana que fue por poco tiempo la mejor de las hermanas mayores (miss u Darienne).
Pero ahora que no conozco nada y todo ignoro, espero conocer a una linda señora a la que pueda tratar con cariño, sin sonrisas fingidas. A la que pueda llevarle postrecitos, llamar por su cumpleaños, llevarle un regalito en su día y reírme a pata suelta de las mongadas que vaya a hacer su hijo. (Y sino a llorar al rio).
La mejor amiga a veces puede dar más miedo que la madre. Las mejores amigas somos terribles porque nuestros mejores amigos son nuestros “novios de repuesto”, pero esto en el mejor sentido de la palabra. Porque son ellos los que se ocupan de ti cuando el novio te deja y te hace trizas el alma. Son ellos los que te llaman, te pagan el almuercito, te abrazan fuerte y te dan mil y un razones para no cortarte las venas. Entonces yo respeto mucho a las mejores amigas porque son las hermanas que no tienes o las hermanas que escogiste, el beso robado de alguna noche de copas, el abrazo sincero cuando se muere alguien, la primera llamada el día del cumple, la que siempre te chunta con los regalos, a la que quisiste o te quiso como más que a un amigo por breves 5 minutos algún invierno o simplemente la amiga-hombre, la chochera del alma, con la que puedes hacer lo que te venga en ganas, esa a la que has visto calata y nada, esa que te ha visto calato y te ha dicho “gordito gym, ha”.

Por todas esas razones siempre respetarás y odiarás secretamente a la mejor amiga de tu chico. Le tendrás ese amor/odio que le tienes a lo que no conoces, porque la amiga mejor tiene esos códigos, ese pasado, esos viajes, sabe esos chistes que a ti te va a tomar un buen rato aprender o que tal vez nunca aprendas y es eso lo que te deja ese sentimiento de amor/odio, pero eso sí, de profundo respeto. En todo caso, yo no lo veo por el lado ese de la mejor amiga = pendejada = tire ocasional = gusto secreto = un poco de todo, yo respeto a los chicos que tiene mejores amigas o un grupo de amigos así súper cerrado y jodidos, porque si alguien se preocupa tanto por ti es porque te lo mereces.
La ex siempre es una joda y nunca deja de serlo (incluso para mí que no soy nada celosa / A ESTE PASO YA SABRÁN TODOS QUE ESTA ES UNA FRASE CARGADA DE IRONÍA). Y es que hay eks y hay eks. Están las “marca territorio”, esas que siempre dejarán escapar por allí una frase como “y cómo sigue tu abuelito de las cataratas” o “sí, yo sí conozco Trujillo, te acuerdas el verano que pasamos allá” y que te obligarán a poner tu mejor cara de “quien se pica pierde”. Con esas solo puedes hacerte la desentendida y reírte mucho y tratar de no apretarle demasiado la mano a tu chico porque si no se dará cuenta de lo malditamente insegura que puedes llegar a ser. Hay esas eks que se vuelven un fantasma para ti y solo para ti, esas que fueron la “novia de toda la vida” o “la dulce y buena enamorada de la universidad” o la que fue “la mujer de su vida”. Creo que esos títulos existen y siguen y seguirán allí por los siglos de los siglos pero como que todo pasa, no? Cómo que nada es eterno de verdad y los títulos siguen así como quien gana un Oscar y es el mejor director del año 1500 aunque ya estemos 2000 y nunca en su perra vida haya vuelto a hacer una buena pela. A veces las etiquetas quedan y la gente pasa (ojalá hubiera venido de fábrica con ese conocimiento). Con esas eks fantasmas solo para ti (porque el problema se vuelve real si son fantasmas para él) tienes que lidiar tú sola y en tu mente y guardarte tus obsesiones bien adentro porque sino tarde o temprano –y es así siempre como ocurre- tu chico se dará cuenta de lo loca, neurótica, posesiva y celosa que puedes ser.
Están las eks que ahora son mejores amigas (situación que a este punto de mi vida ya no me parece tan imposible), pero que me incomodaría hasta el último pelo de mi cuerpo si me ocurriera. Lo comprendería –no soy irracional- pero me jodería y nunca dejaría de joderme y elevaría todos los sensores de mi suspicacia.
Están las eks que aún lo quieren y que te odian y que le dirán siempre para volver y lo llamarán y te llevarán a probar los límites de tu calma y santa paciencia. Allí no te queda más que demostrar unos celos moderados (pobre de ti sino sientes celos, los hombres –ellos dicen que nosotras pero a ellos también les ocurre- tienden a ofenderse) y un “no me siento amenazada”. Hay también las eks que lo odian y te odian y te dirán o procurarán que sepas que él es un maldito cabrón. Están las eks pateras, las que quieren hacerse tus amigas y ponen en ejercicio tu hipocresía.
Lo mejor -y esto lo escribo para mí misma- es no enloquecer frente a las eks, las mamás, las amigas, las hermanas o las antiguas amantes. Si alguien sabe cómo se logra esto POR FAVOR MÁNDEME LA RECETA.