Me he pasado más de media hora leyendo declaraciones de amor de dos amigos en Facebook. Yo nunca he sido ligera con las palabras de amor. Nunca he podido decir "para siempre", "para toda la vida" o "este es el nombre que quisiera ponerle a nuestros hijos". Pero me hubiera gustado. Me hubiera gustado haberlo dicho cuando por lo menos lo he pensado. Haberte dicho a ti, que te amaba con todo mi corazón, que quería tener una casa contigo y cocinarte cosas riquísimas y que quería morirme contigo, aunque quedarme contigo significara morirme de hambre. Hubiera querido decirte esas palabras que nunca te dije. Hubiera querido decírtelas a ti, como se las lloraba a mis amigas, como las usaba como bandera con mi familia, como las escribía en mi blog, en mi diario, en las cartas que he guardado. Todas esas palabras de amor que jamás te dije... Hubiera querido comerme el orgullo, llenarme de valor y decirte muchas de estas cosas, aunque ahora casi 10 años después (no son diez, pero diez suena un número perfecto, suena a canción) todo eso se ha esfumado y todos esos para siempre y sueños de casa no hayan pasado de "buenas y nobles intenciones". Pero no es en ese sentido que recuerdo las cosas ahora, tampoco con ese pensamiento malicioso que me hace creer que de todas las parejas que conozco que se juran amor eterno diariamente en el Facebook 3 de 5 terminan con un corazón roto, estado de "soltero" y un par insultos y cuentas bloqueadas. (Sí, cada vez estoy más cerca de convertirme en la escéptica más romántica del mundo, pero escéptica al fin). Pero no es en ese sentido en que quiero recordar mis propios silenciosos mensajes de amor y las palabras de amor que no he dicho. Es que ahora, 10 años después, ¿a dónde se han ido todas esas palabras?, ¿dónde están ahora que ya no son nada? He debido decírtelas todas. He debido mirarte a los ojos y decirte: "YO ME HUBIERA IDO A CONSTRUIR UNA FÁBRICA DE HIELO EN EL POLO NORTE SI TÚ ME LO HUBIERAS PEDIDO". "Tú eras mi brazo, mi pierna, uno de mis ojos". "Tú eras mi familia". "Ya había escogido el nombre de nuestros hijos". O simplemente haber podido decir: "te amo" de buena manera, no usándolo como un arma o como un ruego o como un intercambio de palabras, decírtelo de frente, para que ahora 10 años después, esas palabras que fuerom hayan tenido un lugar donde reposar, donde quedarse, donde morirse, donde detenerse en el tiempo. Visto así ya no me parece ridículas las declaraciones de amor de "5 minutos". Es mi envidia (de la buena, de la sana) la que me hace llamarlas así y meterlas todas en un mismo saco. Mi envida y mi incapacidad de hablar ligeramente. Ojalá volviera a tener 16 años y reinventarme de nuevo. Entonces diría todo lo que no he dicho, aunque sea para que se lo lleve el viento.
martes, 26 de octubre de 2010
Acerca de mí
- Nombre: Sandra Texeira
- Ubicación: Miraflores, Lima, Peru
Soy un gato, mas bien un gatito de alfombra, un cronopio, un reloj de pulsera que a veces se atrasa, una agenda de actividades y citas (en desorden), un lapicero rojo, una friolenta empedernida y amante de las palabras raras. Me gusta la moda que no me incomoda, el azúcar en altas cantidades y la tele. Tengo mi lado fresa y mi lado bitch. Diría que soy una rara combinación de todas estas cosas.
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1 Comentarios:
"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca, jamás, sucedió", dice Sabina..."Podrás olvidarte de lo que hiciste, pero nunca de lo que dejaste de hacer" reza un dicho por allí también. "Entonces diría todo lo que no he dicho, aunque sea para que se lo lleve el viento" me encantó.
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