En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 28 de junio de 2010

Corazón en construcción


Mi ex está comprometido, va a casarse pronto. Esta semana he visto como amigos, conocidos y obhservadores han cambiado de estado en su Facebook. (Maldito Facebook!). Sabía que un día de estos encontraría en el Face de mi ex un cambio de estado en su relación. Es estúpido no lo veo hacer años, aunque una parte de mi siempre pensó que habría podido casarse con él. Es tan tonto. Sé que si él leyera esto solo podría pensar: "pobre chica, está loca". Yo solo soy una silenciosa acosadora. Es una sensación rara cuando un ex se casa o se empareja. Me hace pensar que voy a tener que beber muchos traguitos de colores y llorar un poco, no porque me importe o me duela sino porque yo estoy far far away de pararme de blanco en una iglesia.

Imagino que por fin él habrá conseguido estar con una chica que no confunda izquierda con derecha y que pueda tomar el té con su mamá. (Oh! Dios vivo obsesionada con las madres y el té).

Todos se casan, se juntan, y yo aquí me separo, me peleo, me amisto pero sigo separada y sin tener la más puta idea de qué va a pasar en mi vida. Yo sigo aquí sin poder avanzar ni retroceder. Estancada en esta burbuja tonta que me he creado.

Supongo que todo esto tiene que ver con mi envidia insana, con Lula y su nuevo bebé, con Fer y su más de un mes de convivencia y su próxima boda, conmigo y mis sueños tirados al tacho de la basura. Con todos los "pobrecita" que la gente debe hacer dicho de mi en los últimos 3 meses.

Todo el mundo se ha hecho hombre antes que yo. De nuevo soy un maldito corazón en construcción. Mi vida ha debido ser como la de ese chico y yo he debido ser la que este celebrando su compromiso ahora. Mi vida ha debido ser así tranquila y feliz, con el camino trazado. La universidad, la tesis, la maestría, el buen trabajo, la cuenta de ahorros, el auto, el departamento, el novio de toda la vida, la pedida de mano, el anillo, la boda. No, no han debido de haber novios del avión, ni aventuras de una noche, ni sacadas de vuelta, ni prácticas sexuales extrañas, ni almohadas para tres, ni borracheras extremas, ni locuras. No han debido de haber cachetadas, puñetes, patadas, mandadas a la mierda, persecuciones a lo Bonny and Clyde, largas conversaciones con tu madre. No han debido de haber tantas tantas lágrimas, noches sola, reuniones sola, pruebas de embarazo sola, imaginarios hijos sin saber de quien. No ha debido haber un maldito cumpleaños esperandote, un teléfono apagado, 70 llamadas al celular. Todas esas cosas no eran para mí. Miguel me diría que las escogí en alguna parte del camino. Que yo decidí cada una de ellas. Y yo no tendría argumentos lo suficientemente válidos para poder rebatirle lo que dice.
Mi ex se casará y será feliz con una niña linda, más linda y más normal que yo. Menos dramática y obsesiva que yo. Sin divanes ni pastillas para dormir ni lágrimas ni psicosis con los teléfonos. Sin kilos de más ni ojeras ni un blog. Sin tanta tanta falla.

Quizá es solo mi envidia, de la felicidad de los demás, de un tipo que no veo hace años y nisiquiera me saluda si me lo cruzo por la calle. Quizá es solo una representación de todas las veces que pude decidir cambiar todo esto por la posibilidad de ser feliz. En qué momento cambió mi camino. En qué momento deje de ser la hija que querían mis padres y la novia perfecta que encajaría bien en cualquier familia. En qué momento decidí volverme loca y seguir aquí haciendo no sé que tontería con mi vida.

Todas las certezas que tenía sobre mi vida y mi felicidad. Todos los sueños que tenía se fueron por un tubo. Si sigo aquí y si sigo bien, es porque nunca tuve la idea de que era posible la felicidad, nunca creía que podría experimentarla. Ahora que la tuve y sé que existe no puedo hacer más que aspirar a eso que tenía, aunque sepa que todo eso era una mentira y que nunca voy a ser feliz hasta que yo no decida permitirmelo. Lo otro es escoger quien puede ayudarme a construir esa felicidad, pero para mi y para este corazón en construcción ese concepto ya se volvió muy raro y retorcido. La felicidad para mi ahora es simplemente esperar pequeñas y estupidas cosas, que casi siempre nunca llegan, fuera de eso no tengo fe y casi ninguna esperanza. Desafiaré a la suerte, quizá pueda ganar el 1% de esta lotería en la que me he metido a jugar.
Pd. Olvidé decir que ese ex es Will.

1 Comentarios:

A la/s 23/7/10 1:03 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

oh will, siempre will

 

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