En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 30 de noviembre de 2015

El amor

A todos sabíamos que a Carlos le gustaba Patricia. Le había gustado durante todo el tiempo de colegio. Ella lo veía solo como un amigo. Cuando fuimos al viaje de promo Patricia vio un collar con el dije de un gato en una joyería del centro. Estuvo hablando del gato todo el camino. En la noche, cuando ella llegó a su cuarto, luego de regresar de la discoteca, encontró en su cama un ramo de flores y una cajita con el collar del gato. (Estaba muy feliz). Usó el collar los tres primeros días del viaje. Al cuarto día el collar se le perdió. No se sabe si fue cuando nos poníamos los chalecos salvavidas para hacer canotaje o si se le cayó de la mochila. Él buscó el gato por todo sitio, lo veías preguntando si alguien había visto el collar. En la noche, volvió a la joyería del centro, pero ya no habían más collares, todos habían sido vendidos. Regresó triste, tocó la puerta del cuarto y le dijo que no había encontrado el collar y que había ido a comprar otro pero que ya no habían más en la joyería. Ella lo besó, fue el único beso que le dio (aunque también se besaron en una obra de teatro, pero ella era Blancanieves, él era el príncipe, y el príncipe tenía que besarla, así que eso no cuenta). Claro, no lo invitó a pasar al cuarto, no se enamoró de él, no empezaron una relación, es el mundo real, el amor no sucede así, pero sí le dio ese único beso.

Ayer he perdido una pulsera que era muy valiosa para mí. Estaba con mi novio y una amiga. Bajamos del taxi y acompañamos a mi amiga hasta su casa, que quedaba diez cuadras más allá. Al llegar a mi casa me di cuenta de que la pulsera no estaba. Mi novio salió a buscarla. Yo, que suelo fastidiarme cuando pierdo las cosas, le dije que no se preocupara, pensaba que sería inútil salir a buscarla, tenía la seguridad de que no la encontraríamos. No estaba fastidiada. Era un hecho fuera de nuestro control. Pasaron quince minutos y él no regresaba. Me apenó pensar que estaría en la calle buscando la pulsera. Salí a darle el encuentro. Lo encontré a cinco cuadras de mi casa, buscando en el piso, inspeccionando todos los rincones de la calle. Lo miré y recordé la anécdota del collar del gato en el viaje de promoción, y vi su cara, era el mismo rostro que tenía ese chico cuando buscaba el collar de gato por los pasillos del hotel. Observé a mi novio, lo miré con la perenne sorpresa que te produce reconocer el amor. Él me vio con pena y me hizo una negativa. Yo me acerqué a él y lo besé (como en las películas). Le dije las palabras de amor que nunca uso, que me dan miedo. "Te amo con el corazón, ¿sabes? Eres un héroe". "Pero no consigo resultados", me dijo él. "Eso no importa, eres un héroe", le dije mientras lo llevaba de vuelta mi casa.

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