Nunca pude tener tu corazón

Ahora comprendo que yo no debía llegar a tu corazón, que no
debía hacer nada para conseguirlo, que era inútil haberlo intentado tanto. Tú
tenías que habérmelo dado voluntariamente, como cuando me ofrecías tu casaca
cuando tenía frío. Tenías que haber deseado poner tu corazón en mis manos y
dejarte hacer, bueno y dócil, sin ocultarte tanto detrás de aparentes
misterios. No era mi misión conseguir tu corazón (y tu amor). No fracasé por no
haber podido llegar a ti. Era un camino que no debía haber emprendido. Era, se
suponía, un camino que estábamos haciendo juntos y en el cual, en algún momento,
ese viaje terminaría siempre con nosotros reconociéndonos. Pero no fue así. Nos
jugamos sucio. Fui terca y obstinada.
Ahora sé que no tenía que ganarme tu corazón, que no había nada que yo pudiera hacer para llegar a ti, tú tenías que haberlo querido, tenías que haberme dejado la puerta abierta, sin eso todo estaba perdido desde el primer momento. Todo nació perdido. Pero eso no importa ahora, solo que hay cosas que no puedo dejar de recordar, recordar es el mejor ejercicio para no olvidar esas lecciones que te ayudan a tener el corazón abrigado, contento, tranquilo y a buen recaudo. Yo necesito hacerlo de cuando en cuando.
Ahora sé que no tenía que ganarme tu corazón, que no había nada que yo pudiera hacer para llegar a ti, tú tenías que haberlo querido, tenías que haberme dejado la puerta abierta, sin eso todo estaba perdido desde el primer momento. Todo nació perdido. Pero eso no importa ahora, solo que hay cosas que no puedo dejar de recordar, recordar es el mejor ejercicio para no olvidar esas lecciones que te ayudan a tener el corazón abrigado, contento, tranquilo y a buen recaudo. Yo necesito hacerlo de cuando en cuando.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal