En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 13 de octubre de 2008

Yo también quiero ese pastel (o no?)

Todas están haciendo eso. Yo soy la única que no. O al menos soy una de las pocas que no. Todas hacen malabares y planean cosas serias con su vida. Todas son unas mujercitas perfectas que no andan obsesionadas con el sexo... unas perfectas señoritas. Yo creo que a veces soy demasiado hombre o demasiado mujercita tal vez... "Yo también quiero", me digo. Como quien pide el mismo postrecito de San Antonio. A veces pienso que yo también quiero comerme ese pastel, es más que quiero comérmelo ahora y pasar por un largo proceso de digestión. A veces me aterra, como si fuera una dulcefóbica y me da inapetencia de días, de semanas, de meses. A veces, solo a veces, quiero ponerme en una máquina de correr; a veces más bien quiero parar la marcha y ser feliz sin preocupaciones. Entonces es domingo en la mañana y mis amigas de café están ocupadas en la vida super perfecta de una super mujer ejecutiva-amante esposa-genial madre-inigualable ama de casa y yo no solo quiero levantarme de la cama para comprar un par de zapatos, una cartera de cuero rojo o algo que me levante el ánimo de domingo en la mañana y de ser una ciudadana tercerminunista-guapa pero no demasiado- inteligente pero no demasiado- amable pero no demasiado-que a veces quisiera ser una super woman, una wonder woman con las mañana de domingo ocupadas. Y busco el directorio y me doy cuenta de nuevo que todas están haciendo eso, que pronto yo voy a ser la única que tenga siempre las mañanas de domingo libres y tal vez algunas noches de viernes o sábado y entonces empieza mi complejo de "corredora" y quiero correr y correr y correr. Luego me miro en perspectiva y recuerdo que nunca me ha gustado cocinar, que detesto poner la mesa, que no me baño los domingos (y a veces tampoco algunos lunes, para que voy a mentir), que cada vez quiero menos preocuparme por alguien (aunque no pueda dejar de hacerlo), que los sonidos agudos me dan migraña, que he empezado a usar zapatillas, que me da miedo llamar a las cosas por su nombre, y me pongo a pensar que cuándo aprenderé todas esas cosas que no quiero aprender ahora (pero que según mi madre, debería).
Y sigo pensando en la torta, en esa torta de chocolate, con doble fudge, que no me voy a comer (por riesgo a coma diabético), aunque a veces quisiera, para que mentir.

5 Comentarios:

A la/s 15/10/08 2:25 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

yo no, ajjjjjjjjj
jamas!
Berverly

 
A la/s 15/10/08 3:27 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

A veces ese pastel no está tan rico como parece

 
A la/s 15/10/08 3:38 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

Es morbosamente delicioso, pero no da paz, ese pastel. Prque siempre hay vitrinas con pasteles mejores, pero que nadie sabe si realmente ha existido alguien que los haya probado o, mejor aún, suela comerlos en su vida cotidiana y... sea feliz.

 
A la/s 16/10/08 11:12 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

wow. pienso que crecer es un triste oficio, que en la medida de lo posible, no es que uno deba ser un irresponsable; yo creo que lo más rico es ser un arresponsable. a mí me gusta la idea de seguir siendo un niño, claro, uno que puede irse por un par de chelas y con algo de amor bajo las sábanas; habra que tratar mientras se pueda.

 
A la/s 22/10/08 4:47 p.m., Blogger Alpinista Solitario dijo...

Mas que curioso es interesante encontrar por alli a alguien que vaya en contra de la corriente y no se deje llevar por esa voragine de la costumbre y lo comun...

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal