En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Carta


Querida Sandra de 20 años:

Después de haber pasado bastante tiempo echándote la culpa de mis líos amorosos y carencias, hoy quiero abrazarte. Me ha costado mucho darme cuenta de que ha sido una estupidez culparte. Para la Sandra de 37 años es muy fácil calificarte como una cojuda. En realidad, la cojuda es ella. No ha sido justa contigo ni con tu historia, la Sandra de 37 ya ha aprendido algunas lecciones, y es muy fácil juzgar desde su posición. 

Quiero decirte que sé que hiciste lo mejor que pudiste con las herramientas que tenías. No puedo culparte por ser romántica, noble y buena, por amar y desear que te amen aunque sea un poco y luchar para conseguirlo. Muchos años después, en el futuro, vas a aprender que el amor no es una lucha, pero para eso aún falta bastante. Así que mientras llega ese momento quiero abrazarte, y también quiero perdonarte, aunque la Sandra de 37 no tiene nada que perdonarte, pero sabe que tú no te has perdonado muchos errores, así que ahora lo va a hacer por ti.

Te abraza fuerte

La Sandra de 37 años

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