En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 4 de febrero de 2013

Mi corazón es frágil

Mi corazón es una pieza frágil y tiene algunas fracturas que han sido pegadas, y como todas las fracturas las cicatrices se hacen evidentes de vez en cuando. Las cicatrices me duelen cuando me entero de mentiras, cuando me siento amenazada e insegura, cuando algo da paso a que aparezcan mis antiguos temores. Y entonces mi corazón sufre y yo no sé cómo hacer para que deje de sufrir... Yo no sé qué hacer  para poner las cosas en su lugar y decir: "esta cosa es esta cosa y no lo es todo, no es todo el mal sabor del pasado, no son todos los dolores antiguos". Yo no sé cómo hacer para que todo deje de dolerme y poder ver las cosas en su justa dimensión. Entonces el corazón me duele y siento que puede romperse, que podría explotar en cualquier momento dejando muertos y heridos. Y a veces cuando eso pasa no me mido, no puedo darme cuenta de todas las cosas y no puedo concentrarme en las heridas actuales, en las de ahora, en la gota que cayó al vaso, solo puedo ver el vaso lleno rebalsando de agua, la inundación, el dolor y disparo, como quien coge un fusil y mata todo... y cuando hago eso la más herida resulto ser yo, porque olvido lo que tanto reclamo: que todo tiene consecuencias. Y ahora tengo un reto, el reto de se inteligente, de saber discernir,  de tratar que la forma en que digo o hago las cosas no malogre todo lo importante y válido que puede ser lo que tengo que decir. Y para que el corazón no me duela, para hacer que se calme y alcanzarle un vaso de agua y asegurarle: "oye, pequeño amigo, tú no te vas a romper", entonces escribo esto, que me calma, que me ayuda a ordenarme, a poder comprender las cosas en su justa medida y me digo al oído, yo misma, como desdoblándome, que ahora ya no tengo 20 años y no puedo hacer las cosas a la tonta y a la loca y que este es el tiempo de tomar una pausa, de pensar sin que cada cosa que piense sean pequeñas balas que me disparo a mi misma y de hacer las cosas como todos me han recomendado alguna vez que debo hacerlas: en el momento justo, en frío no en caliente y cuando todos puedan escucharme de la mejor manera. Y entonces ahora pongo a dormir lo que me está molestando, pongo a descansar lo que me pasa y yo me paso de mis problemas porque mi corazón merece tener días mejores, merece estar bien, merece no tener dolor, merece incluso que yo aprenda a resolver las cosas sin francotiradores, sin muertos, sin heridos y de la mejor manera. Sí, mi corazón lo merece.

2 Comentarios:

A la/s 5/2/13 5:42 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

El otro día cuando me escuchaste de alguna manera sanaste mi corazón, creo que porque me enseñaste que el tuyo, sea que esté roto o en reparaciones, está ahí para el mío. Y me sentí muy feliz. Y el mío está ahí también para ti, aún cuando esté en reparación y recuperación. :)

 
A la/s 6/2/13 2:30 p.m., Blogger Sandra Texeira dijo...

gracias, querido, lo hermoso de tener un corazón bueno es que está rodeado de muchos otros iguales, que al juntarse pueden ayudarte para ser feliz, tqm

 

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