6 meses después
Te escribo mientras duermes a mi lado, ahora sin roncar, y eres el bultito caliente que respira con fuerza pegado a la pared. Me gusta la curvatura de tus ojos cerrados y la hendidura de tus pestañas, naturalmente rizada. Me gusta coger tu brazo por las noches, dormida, cuando tengo un mal sueño y un poco de miedo o cuando me despierto de madrugada. Ya no me da temor volver a dormir porque tu estás allí, como una pequeña máquina de arrullos, un brazo al que aferrarse como una metáfora antipesadillas.
Te escribo mientras duermes a mi lado, tu espalda contra mi brazo, tu calor llegando a mi cuerpo, tus ronquidos breves como pequeños arrullos, tu aguante frente al televisor prendido, al tecleo de la máquina y a mis terrores nocturnos.Es bonito dormir contigo.
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