En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

martes, 6 de agosto de 2013

Bigamia

He soñado que tenía dos novios. Uno era mi novio: el actual. El otro no sé quien era, no recuerdo haberle visto la cara, ni haberlo tenido cerca. Pero sabía existía. Que era un sujeto diferente a mi novio de verdad. No sé si mejor o peor. Con un trabajo más guay, un estilo inigualable de vestirse y con una billetera que mataría a cualquier galán. No lo sé. A él no lo vi en el sueño pero su presencia era palpable. No recuerdo tampoco si este chico, en vez de ser la némesis del novio real era un parte de él o su parte no explotada. Lo que sí sé -porque el  sueño me lo decía abiertamente- es que mi familia y mi novio (el mío de mi, el que sí existe y al que veía claramente en el sueño) sabía de la existencia del otro chico. Todos los sabían. Mientras recibía su beso de despedida en una especie de reunión familiar mía y me iba por la puerta de mi casa, él sabía que yo iba a ver a mi otro novio. Y yo mientras cruzaba la puerta me preguntaba en un rapto de reflexión que no podía ser posible que estuviera con dos hombres o que tuviera este extraño chance de decidir en la marcha con cual de los dos debía quedarme. Era eso: yo sentía que tenía que decidir. Y entonces quizá algo bueno ha salido de este sueño porque ocurre que tal vez yo he llegado a esa consciencia que me hace saber que dobletear y decidir sobre en el camino no es una opción: lo tomas o lo dejas, baby, así es.

1 Comentarios:

A la/s 6/8/13 12:27 p.m., Blogger Ella dijo...

Yo siempre despierto con culpa. Qué bonito poder leerte tan cerca.

V.

 

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