En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

domingo, 18 de octubre de 2015

Las canciones...

...son un disparador emocional para mí. Escucho una: pienso en mi antigua vida, en mi nueva vida, en la vida que voy a tener pronto...
Se me hace mentira pensar que me he pasado los últimos dos años haciéndome tantas preguntas y ahora tengo tantas respuestas. Me siento contenta, enamorada, feliz, cerca de mis sueños. Siento que vivo mi vida de acuerdo a mis propias reglas, que hago lo que quiero, lo que siento.
Todo lo malo quedó atrás, todas las heridas del pasado son del pasado. Quisiera decir que el pasado ya no me lastima, pero escucho una canción y pienso inevitablemente en la yo que era hace tantos años, en verdad son muchos años, son muchas cosas, es mucha vida la que ha pasado.
Me parece mentira haber encontrado tantas cosas que estaba buscando. Soy feliz, las cosas me salen bien, no puedo evitar tener cierto miedo fatalista por eso. No quiero estresarme. No quiero pensar. Solo quiero dejar que la corriente me lleve. Quiero disfrutar este momento y aprender de la manera sencilla y despreocupada de mi chico de ser feliz sin complicarse. Voy a guardar mi agenda por un rato y voy a dedicarme a soñar. Me siento contenta. Quiero que todas las canciones me recuerden cosas bonitas. Quiero sentir que la felicidad si es posible sin miedo. Quiero pensar que me voy a ir a vivir la aventura más grande del mundo con mi mejor amigo y eso no puede salir mal. Nadie me da tanto equilibrio como él. Nadie me da tanta alegría. Nadie me hace sentir tan yo misma, sin miedo. Voy a escuchar una canción bonita para celebrarlo.

viernes, 9 de octubre de 2015

Escena teatral


─…Y qué tal, ¿cómo estás?
─Bien, contenta, estresada, planeado la boda…
─Verdad que te casas, ¿cuándo?
─Para finales de marzo, pero aún no tengo iglesia, no quiero pensar todo el camino que queda por recorrer.
─Me alegra mucho por ti, espero que seas muy feliz.
─¡Gracias!
─(Con sonrisita nostálgica) Hubiera querido hacerte feliz yo también…
─Me hiciste feliz… (SENTENCIOSA) cuando me hacías feliz (RISAS)
─Eres la mejor mujer del mundo, no imagino a alguien que no pueda ser feliz contigo, es solo que yo soy un tonto… (GESTO CURIOSO CON LA CARA)
─(RISAS) No, no eres un tonto. Es solo que somos totalmente diferentes, para hacerme feliz tendrías que haber negado muchas cosas de ti mismo y hubieras terminado siendo miserable. Esa no hubiera sido felicidad para nadie.
─Bueno, sí, somos muy diferentes, pero quiero que sepas… (DA LA IMPRESIÓN DE QUERER DECIR ALGO MUY IMPORTANTE, SE BALANCEA UN POCO DE ADELANTE HACIA ATRÁS)
─(INTERRUMPIÉNDOLO) …yo lo sé (CON UNA SONRISA).
─(ACERCÁNOSE U POCO) Te veo contenta, eso me alegra mucho, de verdad… Has crecido…
─¿Tú crees? Es que ya no tengo 20 años (RISAS) Aún sigo siendo un ser totalmente impráctico para varias cosas de la vida, todavía no aprendí a cocinar, a planchar (HACIENDO OJITOS)
─Ay, pequeña.
─(DUDANDO EN TOCARLO, PERO, FINALMENTE COLOCÁNDOLE UNA MANO SOBRE EL HOMBRO) Deberías dejar entrar alguien alguna vez… Dejarla conocer tus miedos, tus frustraciones, tus angustias, mostrarle todo de ti. Claro, eso te hará sumamente vulnerable, es como abrirle una ventana a tu corazón para que alguien pueda verlo, pero no está tan mal. Deberías realmente darle tu corazón a alguien alguna vez.
─Lo siento… (APENADO)
─¿Por qué? No lo sientas… Tú no podías abrirte a mí porque yo no era la persona correcta…
─(INTERRUMPIENDO) …yo hubiera querido…
─(INTERRUMPIENDO) …o tal vez porque no estabas preparado para hacerlo o tal vez porque no querías sentirte vulnerable. Y yo, a pesar de haber estado tan loca por ti, nunca pude abrirme tampoco. A veces podía llegar a decirte muchas cosas íntimas, podía sacarme el corazón del pecho y dártelo, podía entregarte mucho de mí para que hicieras lo que quisieras con eso, pero tampoco podía confiarte todo, no podía decirte que te amaba o que me enloquecías porque siempre sentí que tenía que estarme cuidando, no sé porque…
─….
─No te sientas mal, así es la vida.
─Fui feliz contigo, ¿sabes? Quisiera realmente que las cosas hubieran podido haber salido un poco mejor, hubiera querido… no sé, darte algo más… Tú eres lo mejor que me pasó.
─Sé que lo dices para que suene bonito (CON UNA SONRISA). Lo mejor aún no te ha pasado, te va a pasar cuando dejes entrar a alguien que también te deje entrar a ti… Cuando no te sea tan difícil mostrar cosas y te sientas seguro de que alguien te conozca tanto.
─”Perro viejo ya no aprende nuevos trucos”.
─(CON UNA SONRISA) Yo solo deseo que seas feliz.
─Pequeña (COGIÉNDOLE LAS MANOS), te quiero, ¿lo sabes, no?
─Lo sé, yo también te quiero…
─¿Puedo darte un abrazo?
─(ACERCÁNDOSE PARA RECIBIR EL ABRAZO)


***

[Se me acercó y me abrazó. Estuvimos así un momento. Siempre hay un minuto… un minuto cuando estoy cerca de él que… que me regresa a ese tiempo, a esos sentimientos, a esos momentos, y me dejé abrazar, y dejé que él oliera mi cabello, y dejé también que bajara un poco más su mano sobre mi cintura. Y él no me quería soltar y yo nunca supe cómo soltarme. No me gusta nada, me ha dejado de atraer todo lo que me gustaba de él en estos años. No me volvería a ir a la cama con él. No me provoca nada de él, pero aún así sus abrazos siempre serán abrazos largos].