En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

martes, 25 de junio de 2013

Para sobrevivir en la oficina (o por lo menos para no parecer un locón de aquellos)

1) Si alguien trae un bebé, acércate a verlo. Bajo ninguna circunstancia te quedes sentada terminando el cerro de papeles que te faltan. Dedica aunque sea un minuto a mimarlo, a decir: ¡qué lindo bebé! Aunque seas Herodes, aunque odies a los chibolos y no hayas cargado ni a tu hermanita menor, cárgalo, mímalo y si va a ir varias veces apréndete su nombre. No importante si es el bebé del jefe, de la señora de la limpieza o de tu compañero de escritorio, es un bebé, y a los bebés de oficina para no parecer una bruja maldita y amargada hay que "chochearlos", hay que hacerles sus gracias, sino en el almuerzo todo el mundo rajará de lo amargada que eres, lo estirada que eres, lo poco sensible...
2) Si alguien se corta el cabello, se pone un conjunto nuevo o ha estado yendo visiblemente al gimnasio debes lanzarle un piropo, él o ella lo desean, quieren ser mirados. Que no se den cuenta que eres un envidios@ o que te importa un carajo su belleza y esbeltez. Tú, alaba, di una pequeña palabra, sino serás catalogada de mezquina, poco sociable y hasta envidiosa. Hazlo, créeme.
3) Almuerza con ellos (por lo menos algunas veces). Has caso omiso a ese típico momento en que todos miran  las loncheras de todos, y todos meten mano a las loncheras de todos, y todos rajan discretamente de la comida que te hace la mamá, la hermana, la novia, la esposa o la chacha. Todos comentan o te piden o te preguntan las recetas. Tú sonríe. Has lo posible por compartir. Comparte aunque sea dos palabras. Aunque quieras quedarte en tu oficina viendo Cinetube, Series en Cuevana o en el Facebook: comparte; sino serás una paria, una marginada, una creída, una individualista y quedarás aislada.
4) Si tu jefa está visiblemente alterada o con visos de empezar a irritarse o ya se van cumpliendo 28 días desde la última vez que te gritó: no le respondas. No importa que tengas la razón. No importa que esté daltónica y vea rojo en vez de verde. Tú, CALLA, por amor de Dios, calla y sálvate. Porque sino pagarás los platos rotos de todo. Ella no se puede culpar a sí misma por eso te culpará a ti. Si tu jefe es hombre tb calla, tú eres mujer, él es hombre, él es el que "manda", y tú terminarás pagando los platos rotos también.
5) No chismees. Por favor, no lo hagas. Evita comentarios tendenciosos que pueden ser malinterpretados. Y si chismeas solo hazlo con tus íntimos, pero igual, ten cuidado.
6) Cuídate de la secretaria. La secretaria es tu peor enemigo. No es tu amiga. Así salgan a almorzar juntas, así beban cafés por las noches a la salida de la oficina, así hayan intercambiado secretos y rajes. No es tu amiga. Es amiga del jefe. Es los ojos y oídos del jefe. Ese es su puesto. Ese es su lugar. Te cagará si tiene que hacerlo porque esa es su chamba. Témele. Respétala. Ténle cuidado. Pasa caleta con ella. Pero cuida tu boca. Siempre cuida tu boca a su lado. Siempre.

Luego de haber fracasado en todas estas cosas, espero que a ustedes les sirvan. Guerra avisada no mata gente, decía mi profesora de matemáticas de cuarto grado, y tenía razón.