En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

lunes, 23 de abril de 2012

Salid sin duelo, lagrimas, corriendo

Estas dos últimas semanas han sido muy difíciles. No quisiera estar aquí. Quisiera estar en mi cama durmiendo un poco y luego estar en un salón de clases, detrás de mi computadora, estudiando, leyendo, pero no aquí: detrás del escritorio de mi trabajo, con este maldito dolor de cabeza que me acompaña desde hace más de 10 días y que empieza al terminar la hora de almuerzo. Yo amo mi trabajo, no manejo bien el stress pero tampoco tan mal y sé trabajar bajo presión. Lo que no soporto es que ladren por las puras, que no valoren mi esfuerzo, que me jodan sin motivo y sobre todo que me quieran cargar todos los males del mundo. No lo soporto cuando en realidad me esfuerzo tanto, pongo todo de mi y soy muy dedicada. No soporto la falta de equidad. La igualdad no es posible en los trabajos, pero la equidad es necesaria. No me siento bien ahora. No me siento bien aquí y aunque se que es algo transitorio y el precio a pagar por trabajar con personas inestables quisiera evitarme todo esto, todo este stress, estos dolores de cabeza, esta mala onda. Quisiera que todo pasara rápido y poder dormir bastante y venir a trabajar con alegría.