En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

viernes, 27 de agosto de 2010

Y no estabas tú...

La música era hermosa. Yo había llegado con angustia, con dolor en el corazón y miedo en el estómago. Había llegado triste, partida. A los pocos minutos tú apareciste: hermoso y fresco como una lechuga. Yo tenía tanto dolor en el corazón. Te quejaste de mi cara. Yo quería hablar de todo: de todo lo que nunca puedo hablarte, de todo lo que siento y no debería. Tú querías pasarla bien conmigo, me querías, decías que eras feliz y que el único problema era mi cara (larga).
La música era hermosa, yo imaginaba que iba a llorar (y lloré). Tú me miraste, no entendías nada de nada. Estabas a mi lado y yo lloraba como si te hubiera perdido para siempre. Y tú te desesperabas. Y yo lloraba. Y la música era hermosa, hermosísima. Y yo estaba tan sola allí conmigo, y contigo a mi lado, y no estabas tú (como en la canción) aunque apretabas mi mano y dabas un beso en la mejilla. Y la música me abría agujeros en el corazón. Y allí estaba yo sola conmigo misma y con toda esta mierda que no sé cómo superar.

lunes, 23 de agosto de 2010

Mi madre me dijo...

..tú nunca vas a estar sola, yo siempre te apoyaré en todas las decisiones que tomes. No te sientas tonta, todo el mundo se equivoca, es sabio perdonar y cuando uno perdona debe hacerlo con olvido, siempre con olvido.
Yo lloré, lloré cántaros, lloré mares, me pasé todo el trayecto del micro hasta una zona suburbana llorando, llorando mucho, con dolor.
Mi madre no me consolaba. No me tocaba. No me miraba llorar inquisidoramente ni con compasión. Sus ojos no me veían con dolor. No me retaba. No me jalaba la lengua para seguir hablando. No me gritó: "te lo dije" ni "nunca confíes en los hombres". No me dijo lo que yo había casi jurado que me diría: "no seas tonta". Solo me miró. Escuchó. Habló. Y yo le agradecí no mirarme ni con pena ni con consuelo, solo con sabiduría.
Mi madre me repitió varias veces: "yo siempre te apoyaré" y "en la medida que tú quieras todo será como antes".
Hay cosas que pasan, me dijo. Hay gente que es así. Para algunas personas es normal. Yo seguía llorando sintiéndome una tonta. Cogí huevos y le pregunté: "tú verías mal si yo regreso". Y mi madre, me sacó de cuadro cuando me dijo: "yo no me puedo meter en eso, es solo tú decisión, pero yo te apoyaré en lo que decidas".
Luego con mucha tranquilidad, naturalidad y gracia, y cuando yo había dejado de llorar, mi madre concluyó diciendo: "todos los hombres son unos miserables". No me atreví a preguntarle si mi papá también.

martes, 17 de agosto de 2010

De la ausencia y de ti

Hoy vi a un chico que me hizo acordar a ti, lo vi en una actividad de mi trabajo, pensé que quizá podrías ser tú. Que esta seria una feliz coincidencia. Pero no eras tú. De ti ya no recibo señales de humo. Tampoco del universo. Empecé a pensar porque siempre, de alguna manera, en momentos caóticos de mi vida, se me ocurre volver a ti. Creo que no sería un error decir que tú vuelves a mi. A mi cabeza, a mis pensamientos, a mis recuerdos, a mis "si hubiera". Pero entonces pienso que tengo que dejar atrás esa absurda manía de acordarme de ti, y de permitir que muchas cosas a mi alrededor te regresen a mi.
Entonces llego a la conclusión que te busco porque eres el único chico que me ha tratado bien, osea no es que todos me hayan tratado mal, pero yo me entiendo: tú eres el único que me ha tratado bien. Tú eres el único chico que es un poco yo (aunque yo ahora sea una persona horrible y tu hayas evolucionado como un super pokemón). Sé que ya  no piensas en mi. Sé que ya no te intereso, ¿por qué habría de hacerlo? Han pasado tantos años, han pasado tantas cosas para mi y para ti. Pero yo soy así... soy una boba, y no puedo con mis historias románticas. Solo sé que si te viera ahora no podría dejar de darte un beso (como los de antes), ni un abrazo (de los buenos), y te pediría que te quedes (un momento aunque sea), te invitaría a tomar un chocolate caliente, una torta "de la abuela", y jugar (sin jugar de verdad) a que nosotros los de antes somos los mismos.
Sé que no debería decir ni escribir esto. Sé que debería resignarme solamente a que pensar en ti sea un ejercicio mental, pero soy una maldita egoísta y no puedo. Adémás, si me lees, si alguna vez me lees me parece justo que sepas que de vez en cuando hay una chica que piensa en ti.