En una jaula de cristal

Siempre he querido escribir un diario, pero con un afán voyeurista. A pesar de ser reservada creo que cuando hay un incendio es bueno echarle un gran chorro de agua, por eso escribo esto como letras arrojadas al viento desde una urna transparente.

jueves, 13 de marzo de 2008

La hermana que me quitó mi ex

He buscado a Will de nuevo. Creo que nunca dejaré de buscar a Will en lo que me quede de vida en toda la red, en los Hi5, facebook y en cuanta página aparezca en Internet. Sí, buscar a Will es una maldita obsesión. Ya me veo escondiéndome en el baño cuando lleguen las guías telefónicas del año 2020 para buscar su nombre y ver su teléfono y recitar despacito cada uno de los dígitos mientras repito las letras de su nombre como en un mantra, mientras afuera los niños corren y la comida se quema. Pero hoy no solo he encontrado a Will (siempre termino encontrando a Will) sino a la hermana de Will. A mi queridísima hermana de esa otra vida perfecta que iba a tener. Y la he visto, después de tantos años: rechoncha y sonriente con el cabello lacio y rubio cayéndole por los hombros. Ya no era la chiquilla que me peinaba y me volvía a peinar mientras esperabamos que Will termine su lección de piano. Ya no era esa jovencita de rulos locos y libres. Ahora es una cristiana casada y con tres hijas, con un esposo que no tiene ni la mitad de la pinta de los novios-Bosé que le conocí cuando tenía mi edad, cuando coleccionaba anillos de compromiso como chapitas de gaseosa y plantaba matrimonios como salidas al cine. Cuando yo era la princesita de su hermano y ella nos llevaba a comer helados y decía: “De chocolate para mi hermanita”, mientras me llevaba de la mano y me decía: “Cuando me case con Marco –moviendo el dedo que le pesaba horrores por la roca de su anillo- tu vas a ser la madrina de mi hija” Pero ella nunca se casó con Marco y yo nunca me casé con Will y ahora no puedo más que abrir el facebook y ver sus fotos sonriente y rechoncha, con el cabello corto y lacio, con unos lentes grandes de mamá gallina, rodeada de sus hijas chiquitas y hermosas con el mismo brillo en los ojos que tenía ella.
Ahora la hermana de Will sigue siendo hermosa (pero -aunque para mi siempre lo sea- ya no es la chica de mis recuerdos) y yo sigo queriendo ser como ella y a veces sigo querido pasar por la casa de Will esperando encontrármela en el sillón leyendo sus libros, escuchando los Palillos chinos de Will desde lejos o Pompa y circunstancia, tal vez, y alcanzarle el cepillo para que me escarmene el cabello y pensar que aún sigo siendo su princesita y que seré la madrina de su primera hija y que me casaré con mi primer amor.

Triángulo

Cuando se apartó del grupo para traerme otro trago y lo observaste volver con el güisqui con una cuarta de agua, dos de hielo y un limón supiste que había sido mi amante y yo no tuve cómo negarlo.